ENCARNA JIMÉNEZ
Los seguidores de algunas series americanas estamos de enhorabuena. Tenemos triple sesión de House y Anatomia de Grey en Cuatro, y de Mentes criminales en Telecinco. El modelo de programación que practica Fox se ha extendido a las cadenas generalistas y no hay jornada en la que no podamos pasar toda una noche con nuestros locos favoritos made in USA.
Una de las series que pronto empezará a cuajar como una de las más seguidas es la que nos sirve Telecinco los miércoles: Mentes criminales. Esta cadena es una de las que alimenta el mundo del corazón, ése que siguen cinco millones de espectadores en España a diario, y que tiene en los mil programas recién cumplidos de Aquí hay tomate una de sus mayores fuentes de ingresos junto a Hormigas blancas. También es la que con CSI ha sacado mayores réditos a las producciones norteamericanas, pero que ahora recarga pilas con una cuadrilla del FBI que consigue capturar a los criminales con el estudio de su psicología.
Ya hay muchos fans de las series policiacas que están ampliando sus gustos en el terreno de la investigación con Mentes criminales, una producción que está bien construída y que tiene varios toques que la convierten en serie de culto. Los personajes son muy diferentes, pero todos tienen en común que trabajan en una brigada especial que se traslada de uno a otro estado para aplicar sus conocimientos sobre el funcionamiento de las mentes perturbadas a la investigación de los crímenes.
La serie tiene unos personajes dispares y curiosos. García, la mujer que mejor utiliza los actuales sistemas de información para localizar delincuentes, los señores que utilizan la literatura para sembrar de citas los episodios y los chicos blancos y negros con cabezas prodigiosas. Todos ellos nos llevan de la mano a través del comportamiento de los asesinos hasta conseguir vencer a los criminales.
En Telecinco han seguido con Mentes criminales la misma política de programación que con CSI para crear afición: presentar tres capítulos seguidos con el fin de enganchar al público. Y sólo si las series son consistentes se consigue el efecto deseado. Ésta es una tendencia que podemos observar en Cuatro con House y Anatomía de Grey. Sin esta fórmula no podríamos seguir las andanzas médicas de sus protagonistas. Las subidas y bajadas de los cirujanos, sus problemas con la Justicia y sus andanzas amorosas. Esta semana nos hemos quedado sin los ligues habituales de la pandilla de Grey pero, sin duda, se ha fortalecido la tendencia a seguir unas producciones que marcan la diferencia con las series españolas que las imitan, sea MIR o Génesis.
En plena pelea entre el Ministerio de Cultura y las cadenas de televisión sobre la cuota española en la pequeña pantalla, la triple ración de las series de EEUU en materia médica y policiaca, demuestra que el corazón manda en España y la cabeza, para la investigación médica o del crimen, la ficción, tiene la bandera de Estados Unidos.
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