El país caribeño es uno de esos tres protagonistas de la semana gracias a dos de sus grandes ciudades. La antioqueña Medellín, para empezar, es la sede del XIII Congreso de la asociación de 22 academias de la lengua de los 22 países que en el mundo tienen el español por idioma oficial. Y el asunto es todo un acontecimiento para la ciudad, feliz con la posibilidad de mostrarse al mundo con una imagen positiva.

Ninguna ciudad del planeta tenía una fama tan siniestra como la capital de Antioquía. Los años de hierro, sin embargo, pasaron, y Medellín se permite hoy ponerle buena cara al mundo. Su carismático y por momentos omnipresente alcalde, Sergio Fajardo, habla de una especie de new deal que ofrece a sus conciudadanos: cultura, mucha cultura, infraestructuras de transporte, educación, inversión pública en cantidad a cambio de buenos hábitos cívicos.

Aunque, en realidad, Medellín se despedirá de la delegación de las academias mañana por la tarde, cuando Don Juan Carlos y Doña Sofía, de regreso de su paso por la periferia medellinera, den su firma a la Nueva gramática de la lengua española.

La Gramática de Medellín, como se pretende que sea conocida, es un hito histórico para un idioma, el español, que no renovaba su reglamento desde 1931. Hacia 1998, las academias juzgaron que ya había pasado suficiente tiempo y acordaron la redacción de un texto conjunto que mañana, por fin, verá la luz. Lo que ya se sabe de ella: que tiene un carácter descriptivo, abierto por primera vez a la diversidad de los españoles que en el mundo se hablan... Pero que eso no significa que renuncie a su vocación normativa y prescriptiva; en la nueva Gramática se dice lo que puede ser y lo que no, aunque esta vez la medida no sea tan eurocéntrica.

Tras la sanción de la Gramática, el Mundial del español se trasladará a la costeña e histórica Cartagena, donde los participantes tendrán que cambiar de acreditación. El Congreso de la Asociación de Academias se acaba y empieza el IV Congreso Internacional de la Lengua Española... Que se parece pero no es lo mismo. En Cartagena, el español dejará de ser causa de debate entre sus árbitros (académicos y profesionales de la filología) para dejar que sean los jugadores (escritores, músicos de pop, artistas, periodistas y ciudadanos en general) los que salten al terreno de juego a través de una tupida red de ponencias, mesas redondas y conciertos.

Y claro, ¿cómo no aprovechar la ocasión -y el emplazamiento- para honrar al mejor jugador del español que ha dado esta tierra y, quizá, los últimos 80 años? Gabriel García Márquez, en plena vorágine de aniversarios (80 años de vida, 60 de literatura, 40 de Cien años de soledad y 25 del Nobel de Literatura) protagonizará el acto inaugural del Congreso el próximo lunes en lo que aquí ya se llama (imperdonable anglicismo) Gabo's day.