Sábado, 24 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6306.
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FUTBOL / Internacional
Renace Wembley
LA NUEVA VERSION DEL MITICO ESTADIO LONDINENSE SE INAUGURA HOY TRAS CINCO AÑOS DE REMODELACION EL PRESUPUESTO INICIAL DE 490 MILLONES SE HA DISPARADO A 1.200
FERNANDO MAS. Corresponsal

LONDRES.- El 23 de abril de 1923 se abrieron las puertas del Empire Stadium, en un suburbio al noroeste de Londres. Cinco días más tarde, el Bolton y el West Ham jugaron la final de la Copa Federación. El partido empezó con 45 minutos de retraso: fue tal la cantidad de público que se congregó en el campo -se habla de 200.000 personas en un recinto de 125.000- que la policía tuvo que desalojar. Ganó el Bolton (2-0).

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Aquel recinto, construido en 300 días y en el que se invirtieron entonces 750.000 libras (1,1 millones de euros), se levantó para albergar los juegos de la British Empire Exhibition de 1924-1925. Sus dos torres gemelas, ideadas por los arquitectos John Simpson y Maxwell Ayerton se convirtieron en un símbolo. Nacía Wembley: un campo de 105 metros de largo y 69,5 de ancho, 25 centímetros más alto en el centro del campo que en sus límites para permitir que el agua drenara mejor.

Cada uno guardará sus propios recuerdos, pero nadie olvidará aquella final del Mundial de 1966 que los ingleses ganaron a los alemanes, y a Bobby Moore subiendo los 39 escalones que separaban el campo del palco real donde le entregaron el trofeo. Otros tendrán en la retina una noche de 1992 en la que el Barcelona ganó su primera Copa de Europa frente a la Sampdoria. El estadio no eran los muros o las butacas, eran los recuerdos. Y ésos siguen.

«Es la catedral del fútbol, es la capital del fútbol y es el corazón del fútbol», dijo Pelé de Wembley. Da igual que en diciembre de 2002 empezaran a demolerse las Torres Gemelas del recinto o que ahora sea una tiara de 133 metros de altura y 315 metros de largo su seña de identidad ante el mundo. Wembley ha resurgido de sus escombros y hoy, sábado 24 de marzo de 2007, casi 84 años después de aquel primer partido, albergará otra vez un encuentro. En esta ocasión, entre las selecciones sub'21 de Inglaterra e Italia.

El nuevo Wembley se ha convertido en el estadio más moderno del mundo. Es casi un recinto de lujo, de colores neutros capaz de transformarse para asumir la personalidad del evento que se celebre en su interior. El arquitecto Norman Foster y su equipo han creado un espacio donde conviven cafeterías, tiendas y restaurantes distribuidos en cinco niveles que rodean al campo.

El diseño permite que la construcción absorba los rugidos de los espectadores, o que las luces no contaminen el cielo de Londres más allá de lo imprescindible para que esa corona que da identidad a Wembley se pueda ver desde muchos kilómetros a la redonda. Es tal el orgullo de los británicos por recuperar una pieza imprescindible de su imprescindible fútbol que los desmanes económicos han quedado, en estos días de visitas y ensayos con público, almacenados en el olvido.

Cuando la empresa australiana Multiplex ganó el concurso para la construcción, el presupuesto se fijó en 326,5 millones de libras, 490 millones de euros. Corría el año 2000 y el acuerdo no se firmó hasta 2001. Las cuentas se habían corregido al alza y el coste de la obra se estimaba ya en 119 millones de libras -175 millones de euros- más de lo previsto. En aquel concurso se determinó que el nuevo estadio debía ser entregado a la Federación de Fútbol Inglesa en 2003, pero las obras no empezaron hasta septiembre de 2002. Resignados a un retraso importante, se dio por hecho que Wembley debía albergar la final de la Copa FA de 2006. No sólo no fue posible, sino que el presupuesto se había disparado ya hasta los 757 millones de libras, más de 1.000 millones de euros. Fue hace una semana cuando la FA recibió las llaves del estadio. Y la factura final: 798 millones de libras, casi 1.200 millones de euros. Será hoy cuando los aficionados se puedan sentar otra vez en sus butacas rojas a ver un partido de fútbol y será este año cuando, el próximo 19 de mayo, la final de la Football Association vuelva a casa.

Las imágenes de los vestuarios dan una idea de cómo es el nuevo Wembley. Bañeras con hidromasaje, percheros minimalistas y muebles nobles. Grandes espacios por los que la gente se puede desplazar sin apretones y un exterior de lujo en el que se ha aprovechado para remozar a lo grande la estación de metro Wembley Park para que sea capaz de dar servicio a las masas de público que se desplazarán hasta y desde allí los días de partido. O concierto.

Con capacidad para 90.000 espectadores -el doble cuando se utilice para pruebas de atletismo- el estadio tiene un tejado capaz de desplazarse y proteger los asientos en caso de lluvia. Aquellos míticos 39 escalones que separaban el campo del Palco Real hoy son 107. Un paseo mayor hacia la gloria. Y en Wembley, la gloria es mayor.

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