Sábado, 24 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6306.
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 MADRID
Radiación
El Ciemat se va a plazos
La antigua Junta de Energía Nuclear se dispone a deshacerse de las instalaciones que tuvieron contacto con la radiactividad mediante el Pimic, un proyecto que pretende poner fin a los problemas que el centro arrastra desde los 50
LUIGI BENEDICTO BORGES

El Ciemat se desmantela. Bueno, lo hace su parte radiactiva, y el proyecto ya tiene sus años. Se llama Pimic, comenzó en 2004, y su acrónimo guarda el Plan Integrado para las Mejoras de las Instalaciones del Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas). O lo que viene a ser lo mismo, el desmantelamiento de las instalaciones nucleares y radiactivas que durante 56 años han pasado con mayor o menor suerte por las 22 hectáreas de lo que comenzó siendo la Junta de Energía Nuclear.

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Lo que pasa es que desde que el proyecto daba sus primeros pasos a principios de la presenta década, la polémica no le ha abandonado. Vecinos, trabajadores, sindicatos, partidos políticos y hasta la Fiscalía de Medio Ambiente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que dirige Emilio Valerio han mostrado en algún que otro momento su desconfianza hacia los trabajos de retirada de las tierras y aguas radiactivas. Y el descubrimiento de trazas de Plutonio-239, Americio-241 y Radio-226 en la zona deportiva del centro en febrero del año pasado no tranquilizaron al personal. Aunque la presencia de ese material, utilizado para la fabricación de armas atómicas, no tuviera nada que ver con el Pimic.

Ante tal situación, la dirección del centro decidió celebrar ayer una visita por las dos zonas donde el desmantelamiento es más controvertido: La lenteja, que toma su nombre de la forma que dejó el vertido de más de 60 litros de líquido radiactivo en el terreno, el 11 de noviembre de 1970; y el reactor nuclear. Durante todo el trayecto, los periodistas y los trabajadores que los acompañaban tuvieron que ir ataviados con cascos y dosímetros, cuando no con bata blanca y guardazapatos. A la cabeza de la visita, el propio director de seguridad y del Pimic, José Luis Díaz.

«El Pimic es un proyecto medioambiental de calidad, busca evitar riesgos y ha sido aprobado por el Ministerio de Industria, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y el Consejo de Seguridad Nuclear», recordaba Díaz mientras explicaba las funciones que en el pasado tuvieron los edificios de la zona este: el edificio 18 albergaba la planta de rehabilitación de combustible nuclear irradiado, el 13 la de residuos líquidos radiactivos, etcétera. Los visitantes miraban con algo de recelo las placas de aluminio y acero tras las que se encontraba, a dos metros de profundidad, parte del vertido contaminado que llegó a los ríos Manzanares, Jarama y Tajo. Pero Díaz aseguraba que el lugar era tan seguro que sobre él se podía «preparar una merienda».

El siguiente paso consistió en mostrar cómo acabarán las 4.900 toneladas de residuos convencionales y las 300 de residuos radiactivos de media y baja intensidad que acumulará el Pimic cuando se de por finalizado en 2009. Los convencionales irán a un vertedero normal, y los contaminados, al cementerio nuclear El Cabril, en Córdoba. Toda la limpieza será supervisada por el Consejo de Seguridad Nuclear.

La entrada en la zona oeste requirió más solemnidad. Ahí se ubica el reactor nuclear. Sus tres megavatios funcionaron hasta 1986, y a él sólo accede el personal autorizado tras cruzar unos robustos muros con ladrillo naranja. Porque ahí está la maquinaria, y no tras las modernas y estilizadas formas del depósito de agua ubicado más arriba, como suele confundir la gente. Dentro, el reactor, que llevaba en su momento de gloria 350 metros cúbicos de agua purificada, se prepara para desaparecer. Lo hace rodeado de medidores sensibles, paredes que pueden recibir aire pero no soltarlo y duchas calientes para que no se contaminen quienes lo frecuentan. Los mismos que ayer, en algunos momentos, parecían sentir pena por su eutanasia nuclear.


Cronología de las actuaciones

1 Se apaga el reactor. La ubicación del centro, la evolución de las normativas y el estado obsoleto de las instalaciones obligan a cerrar las zonas nucleares y remodelar las radiactivas (1982-2000)

2 Comienza la limpieza. Se inician los estudios del Pimic y se limpian de material radiactivo siete parcelas (2000-2003). Se recupera la totalidad de las infraestructuras para usos no nucleares (2004-2009)


LOS VECINOS PROTESTAN CON UN SIMULACRO

El acceso al Ciemat, ubicado en la avenida Complutense, 22, también fue objetivo de los focos. Entre otras cosas, porque, a las 19.00 horas, una decena de personas se caían por el suelo, gritaban y se retorcían como si estuvieran agonizando. Pero no hubo que lamentar muertes. Todo formaba parte del simulacro de emergencia radiactiva organizado por una decena de colectivos para protestar por el Pimic.

Con el símbolo de 'Peligro Nuclear' como emblema, el centenar de manifestantes, muchos de ellos con monos blancos y mascarillas, exigían un plan de emergencia exterior y denunciaban que el Pimic no presenta las medidas de seguridad y protección radiológica necesarias para garantizar la seguridad de las 300.000 personas que viven en un radio de tres kilómetros.

«El Ciemat es un peligro potencial, y la gente está total y completamente desinformada. Es el momento de que sus directivos y el Consejo de Seguridad Nacional deben hacer frente a su propia responsabilidad», explicaba Miguel Yuste, portavoz de la Coordinadora de Colectivos Afectados por el Pimic del Ciemat.

Yuste también tuvo palabras para la visita guiada que el Pimic ofreció la mañana de ayer a varios medios de comunicación. «Es vergonzoso que en 40 años sin cumplir la legislación intenten convencer a la prensa de que aquí no pasa nada. Pero es lo que se puede esperar de su prepotencia científica: mientras, no cumplen las leyes que desde 1989 obliga a tener planes de emergencia y darlos a conocer a los vecinos», concluyó.

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