ANTONIO SANCHIDRIAN
QUÉ: Inauguración de la glorieta de Rocío Dúrcal
CUANDO: Ayer, a mediodía
POR QUÉ: Es el tributo de la ciudad a la cantante
Bullicio de aúpa en la confluencia de las calles de Ofelia Nieto y Francos Rodríguez. Aire de fiesta para las amas de casa y los ociosos en torno a la glorieta que, desde ayer, lleva el nombre de Rocío Dúrcal. Un año después de su fallecimiento, la desaparecida cantante recibió el homenaje del Ayuntamiento de Madrid. Vino a decir el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, algo así como: «Queda inaugurado el espacio público Rocío Dúrcal». Y, acto seguido, el pueblo rompió en un inmenso y sincero rugido: «¡¡Muy bieeeen!!». Hubo presencias de fuste: además del alcalde, Sara Montiel, Massiel, Fedra Lorente (la ex bombi), Raúl Sénder, Manolo Zarzo, José Manuel Parada, Tony Isbert...
Recordaba su hija mayor, Carmen Morales, que, ya estando muy «malita», a Rocío Dúrcal le gustaba pasear en coche por su viejo barrio de Tetuán y localizar los lugares en los que, de joven, alguien arreglaba zapatos con maestría o donde tomaba unos bocadillos de calamares de reglamento. Su padre, Júnior, miraba con un gesto de pena profunda, casi incapaz de hablar aunque esbozó una promesa: «Volveré a trabajar, pero aún no puedo oír una melodía».
Una espontánea, aferrada a la valla a la caza del famoso, recordaba: «A Rocío la cosía la misma modista que a mí». Entre las palabras y los abrazos, el otro protagonismo fue de los vecinos, que constataron que sí, que los rostros que ven en televisión existen en realidad, y que más de un cirujano plástico se ha hecho millonario estirando sus caras como si fuera plastilina.
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