Sábado, 24 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6306.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Hacer depender la Justicia de las convenciones humanas es destruir la moral (Cicerón)
 MADRID
La mala vida
La ciudad como plató
En Madrid famosos, lo que se dice famosos de copeo, sólo existen en días laborables / Gemma Ruiz está a cuatro tardes de convertirse en la Belén Esteban del pijerío / Vuelve Roberto Carlos
ANGEL ANTONIO HERRERA

MIÉRCOLES, 21

Publicidad
No es la primera vez que, estando de cena en De María, que es el restaurante de moda, se me acerca a los postres un treintañero de traje, con todo su bullente patrullón de colegas a cuestas, y me lo suelta sin saludo previo:

-Que somos de Toledo, Herrera, golfo, y queríamos tomar unas copas donde haya famosos.

Como si yo fuera la guía Michelin de las zánganas de las portadas. Como si yo fuera un diplomado de la crápula popular, que a lo mejor hasta lo soy. ¿No éramos nosotros y nuestras circunstancias, según el viejo maestro, y hasta nueva orden? De modo que, además de los extranjeros, en general, que toman a diario el Museo del Prado, y de los japoneses o las japonesas, en particular, que les fotografían hasta el tanga a las bailaoras del Café Chinitas, tenemos un turismo nacional que viene por riadas a Madrid, los fines de semana, a tomar unos whiskys donde haya famosos.

Ignoran, naturalmente, que en Madrid famosos, lo que se dice famosos de copeo, sólo existen en días laborables, que es cuando salen a la fiesta de rigor, para sacar el morrito pintado (ellas) y la jeta after shave (ellos) ante la prensa depredadora, aguantar 15 minutos negándose en cerrado a hablar de la vida privada, y salir luego en los cromos del colorín como si hubieran recibido un Goya, o dos, a toda una carrera. Casi como si fueran Goya.

Imagino que este turismo, tan nuestro, a la búsqueda cotilla del famoso, pretende entrar en una discoteca a hora punta y encontrarse en la barra con la mitad de la plantilla del Real Madrid acechando chatis o directamente con la plantilla entera de Operación Triunfo, primera edición, enjuagándose la garganta con gin-tonic, en noche de libranza. No les sirve cazar a Ana Rossetti a la salida de un sex shop o cruzarse con Paco Marsó a la salida de un casino, porque ellos no han venido de casinos o sex shops, que aquí los hay, por cierto, con el despliegue de El Corte Inglés, y porque ni Paco Marsó ni Ana Rossetti les parecen famosos. O al menos no famosos de los que ellos buscan.

La afición de provincias, según sospecho, viene buscando, más que un local de copas, con famosos, un plató de televisión. Con famosos de copas, naturalmente. En rigor, los famosos salen a lo mismo: a buscar famosos, pero siempre entre semana, de lunes a viernes, insisto. Sólo un familión de famosos, con gancho para el morbo de las telerrosas, asegura el triunfo de una fiesta.

Los locales que se reparten este privilegio son una rueda de guaridas de lujo que van desde Gabana a Joy, desde Alquimia a Serrano 41, y pocos más. Aquí hemos hablado muchas veces de ellos. Cómo andará de competitiva o cruda la cosa, que se reserva el derecho de admisión, pero no para el peatonaje, de Madrid o de fuera, sino para los famosos mismos, que devienen así en tropa de primera, segunda o tercera división, y que se pueden quedar en la puñetera calle, sin más, si la fiesta convocada excede a sus galones, que a menudo son sus méritos.

La fiesta que viene buscando la afición es un trabajo de los famosos, que suelen trabajar poco o nada. El personal, de regreso a su pueblo, no va del todo contento, porque no ha visto en la disco a Gemma Ruiz.

JUEVES, 22

Gemma Ruiz sí se aparece ante la prensa en un cóctel a propósito, muy puesta de volantes y otros lujos. Gemma fue esposa de Alvarez Cascos, o sea, una tentativa de primerísima dama, y luego, de vuelta a la soltería, se pluriempleó de gogó en la discoteca televisiva de Anne Igartiburu. Ahora está de nuevo de moda porque la han vuelto a abandonar. El ex se llama Rafael Leflet, y protagonizó con Gemma algún numerito escalofriante de amor en un plató, ramo de rosas incluido. El sábado pasado se querían con besos de almíbar, y un sábado después ni se cogen el teléfono. Decía Baudelaire que el amor es el resultado de un malentendido, y Gemma quizá ha aprendido esto, sólo que sin leer a Baudelaire, que es una lectura que nunca vendría mal a estas soñadoras del príncipe azul con Visa. Si no se cuida, está a cuatro tardes de convertirse en la Belén Esteban del pijerío.

VIERNES, 23

Por rachas, crece el retrueno cotilla de los ligues, líos, rollos, romances o marcajes eróticofestivos de los jugadores del Real Madrid. Las peluquerías nunca estuvieron tan agradecidas a Florentino Pérez, primero, y a Ramón Calderón, después. Aquello, tan facilón, de la primavera la sangre altera es una tontada más del refranero clásico, pero una tontada que suele ser verdad, como casi todas las tontadas. Las muchachas en flor lo son más por estas fechas, y van todas excelentísimas de minifalda, mareantes de ombligo al aire y parpadeantes de tanga por sobre el bajo pantalón vaquero, que les queda devastador. De manera que aquí no hay quien se libre. Los del Madrid ganan o pierden, pero luego celebran su juventud siempre triunfante con las ninfas del momento, y a uno estos homenajes le parecen muy bien.

El último en volver al chisme alegre y primaveral es Roberto Carlos, que parece que ha dejado a la novia reciente. Como Leflec, sólo que en silencio. Recuerdo que Roberto Carlos se separó de su mujer, Alexandra, tras ocho años de matrimonio, y de ese amor, aparte la memoria, quedan tres hijos prósperos.

De modo que Roberto Carlos vuelve a ser lo que fue, un soltero de oro que tiene que quitarse las chatis a la carrera, y no me extrañará nada que enseguida le endosen amistades peligrosas con las macicillas inquietas de medio Madrid, porque el único modo de mantener a la prensa callada, en estos trances, es salir del copas con el utillero, y no es el plan, ni es el caso. A Roberto, por temporadas, le cruzaron el nombre con Nuria Bermúdez sólo porque coincidieron en un viaje, y también cruzaron su nombre con el de su contable -la contable de Roberto, no la de Nuria-. Por estos días, una rubia de concurso, Sonia, va rememorando en los platós sus alegrías junto al futbolista. Estas chicas suelen durar mucho más que la ex esposa. A mí alguna vez me han llamado enterados de la información deportiva para comprobar si el brasileño salía con la modelo Kate Moss, con la que éste sólo compartió un segundo de flashazo, para las fotos, en París, donde estuvo a recoger un premio. No faltarán ahora sospechas divertidas y disparatadas como ésta. Madrid es un plató. Y a menudo la noche también. O el preámbulo de un plató. Roberto Carlos vuelve a correr las bandas de la noche como un relámpago de alegría.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad