JAVIER ESPINOSA. Enviado especial
EL CAIRO.-
El bloque de países árabes se dispone a relanzar el plan de paz diseñado por Arabia Saudí en 2002 durante la próxima cumbre que estas naciones celebrarán en Riad, el próximo día 28, en medio de una ofensiva diplomática de Israel y Estados Unidos para modificar dicha iniciativa.
En el marco de esta nueva arremetida de Washington y Tel Aviv, la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, se reunirá hoy en la localidad egipcia de Asuán con los ministros de Exteriores del denominado Cuarteto Arabe, que incluye a Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Emiratos Arabes Unidos.
El día 14 de marzo, el soberano saudí, el rey Abdulá, adelantó mediante un comunicado que la cita de Riad debería «unificar la posición de los estados árabes para dar un nuevo ímpetu a la iniciativa de paz árabe». La propuesta saudí es quizás la oferta de paz más ambiciosa jamás presentada al Estado judío. El texto plantea la creación de un Estado palestino en el territorio ocupado desde 1967, con Jerusalén Este como capital, y la retirada israelí de los Altos del Golán. A cambio «las naciones árabes considerarían que el conflicto con Israel ha finalizado y firmarían un tratado de paz» con Tel Aviv. Sin embargo, Israel rechaza de plano la cláusula que requiere «una solución justa para el problema de los refugiados palestinos», que en palabras recientes de la ministra Tzipi Livni es «contraria al principio de los dos estados».
Los refugiados
Tel Aviv viene desestimando desde hace 59 años el derecho al retorno de los palestinos que fueron forzados a abandonar su residencia en el mandato británico. Dado que el volumen de refugiados ha pasado de los 711.000 que había en 1950 a más de cuatro millones, Israel considera que su regreso anularía el carácter «judío» que pretenden mantener en su estado.
Los propios dirigentes árabes -y en especial los palestinos- asumen que la vuelta de todos los exiliados es inviable. El bloque árabe se niega a modificar el contenido de la Declaración de Beirut antes de que Israel la acepte. El titular de Asuntos Exteriores de Egipto, Hani Jalaf, solicitó ayer que Tel Aviv reconozca «primero» la iniciativa de paz y que ese simple gesto llevaría a negociaciones donde se «modificaría» dicho texto.
Frente a la intransigencia de Israel en 2002, cuando se hizo pública la propuesta árabe, ahora sus líderes parecen más flexibles. El primer ministro, Ehud Olmert, dijo el jueves que el documento de Beirut es una «base interesante» para negociar y se declaró dispuesto a hacer «dolorosas concesiones» para que se abra el diálogo «con los enemigos». «Hace cinco años, la reacción israelí fue hostil o de simple rechazo. Ahora, sin embargo, los funcionarios israelíes están mirando a la misma proposición como si fuera la única luz que parpadea al final de un túnel profundo», asegura Amir Taheri, columnista del diario saudí Asharq al Awsat.
Sin embargo, fuentes diplomáticas han ratificado a France Presse que Rice pretende que el documento sea modificado para acercarlo a la difunta Hoja de Ruta.
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