El dueño de una casa en la ciudad de Chongqing (suroeste de China) se niega a irse del lugar donde se ubica su hogar y donde una constructora quiere erigir un centro comercial.
El suceso se ha hecho famoso en China y está llamando la atención fuera de sus fronteras por el espectacular estado en el que ha quedado la vivienda.
Para presionar al dueño de la casa y conseguir así que se marche, los constructores han derribado todas las viviendas vecinas y han hecho un foso de 10 metros de altura a su alrededor, por lo que la casa ha quedado en lo alto de un montículo.
El pasado jueves se terminó el plazo establecido por las autoridades municipales para que el dueño (Yang Wu) dejara la casa, pero éste no sólo continuó en ella, sino que en tono desafiante se subió al tejado y ondeó una bandera china, proclamando su victoria y sus derechos de propiedad. También desplegó una pancarta, ante cientos de fotógrafos, en la que se podía leer: «No a la violación de las propiedades privadas legítimas».
La polémica, que es seguida con pasión por miles de internautas chinos, es una prueba de fuego para la Ley de Propiedad, aprobada la semana pasada por el Legislativo chino, y primera que reconoce la propiedad privada (aunque no la de la tierra) en China.
La esposa de Yang, Wu Ping, se ha convertido también en otro personaje célebre. La mujer fue entrevistada por la televisión nacional, CCTV, donde contó que su marido, antiguo campeón de artes marciales, ha prometido «dar una paliza a cualquiera que intente subir a su casa» con la intención de echarle.
Cuando la constructora decidió erigir el centro comercial, hace tres años, logró convencer a 280 familias que vivían allí de que se marcharan del lugar a cambio de indemnizaciones, pero no logró convencer a la ya popular pareja, que justo en ese momento acababa de reformar su vivienda y quería abrir en ella un restaurante.
Fuerte indemnización
Siendo la única familia que ha resistido a la presión, la indemnización ha ido subiendo y se les ofrece ya 2 millones de yuanes (unos 200.000 euros o 250.000 dólares), pero la pareja rechaza de manera tajante moverse de allí, según informa la agencia Efe.
«No queremos más dinero, sino que nos den una propiedad del mismo valor», señaló Wu a CCTV, desmintiendo, como afirman algunos rumores en la prensa, que ella y su marido querían multiplicar por 10 la indemnización.
Los chinos llaman casas clavo (dingzihu) a aquellas viviendas cuyos dueños se niegan a que sean expropiadas.
El caso de Chongqing, cuyo final todavía es una incógnita, ha sido bautizado en los foros de internet chinos como «la casa clavo con más estilo de la historia».
Los cabezotas propietarios no ceden un ápice, a pesar de que su libertad de movimiento está muy limitada y les resulta ya extremadamente difícil salir o entrar en casa.