Por segundo día consecutivo se escuchaban ayer en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, el estruendo de disparos y fuego de mortero. La causa: los enfrentamientos entre tropas gubernamentales y los leales al ex vicepresidente Jean-Pierre Bemba, que perdió en octubre pasado unas elecciones que parecían haber puesto fin a años de guerra en este país africano. Los combates han arrojado hasta el momento un saldo de al menos 60 muertos.
El fiscal del Estado ha dictado una orden de arresto por alta traición contra el ex líder rebelde Jean-Pierre Bemba, al que acusa de violaciones y asesinatos. «Esto es una rebelión. Ha cometido alta traición», dijo a Reuters Antoine Ghonda, cercano al presidente del Congo, Joseph Kabila.
Cadáveres en las calles y columnas de humo en muchos edificios recordaban al testigo ocasional que se había librado una batalla campal entre las fuerzas del presidente Kabila y las del rebelde Jean-Pierre Bemba. Los combates más cruentos se libraron en Gombe, donde tiene su residencia Bemba, en una zona donde también se encuentra la embajada española que el jueves recibió el impacto de un proyectil y fue desalojada. El embajador de España en la República Democrática del Congo, Miguel Fernández Palacios, no descartaba ayer la repatriación de españoles que están en Kinshasa si bien todavía no era posible llegar hasta el aeropuerto, según informa la agencia Efe. En Kinshasa hay unos 150 españoles, en su mayoría religiosos, y 325 en toda la república africana.
Los enfrentamientos del jueves fueron los primeros en Kinshasa desde que Kabila venciera a Bemba en las presidenciales de octubre. La mecha entre las dos facciones prendió cuando las fuerzas de Bemba se negaron a desarmarse según un plan previamente acordado que reduciría la seguridad de Bemba a 12 policías.
Anoche, la fuerza de pacificación de la ONU en el Congo, formada por 17.000 efectivos, anunció en una nota «el restablecimiento del orden por las fuerzas gubernamentales», aunque lamentó que «fuera necesario el uso de la fuerza», informa Afp.
Algunos de los combatientes que sirven a Bemb lucharon en su movimiento rebelde respaldado por Uganda durante la devastadora guerra (1998-2003) que costó la vida a cuatro millones de personas. La mayoría perdieron la vida por hambre y enfermedades.
«Las fuerzas de Bemba no tienen mucha munición y tienen la moral baja», explicó el portavoz militar de la ONU, el teniente coronel Didier Rancher. «Hay un montón de cadáveres, la mayoría militares, pero también hay civiles».
Bemba, que se ha refugiado en la legación diplomática de Sudáfrica, realizó un llamamiento de alto el fuego. El ex vicepresidente cuenta con un importante apoyo entre los ocho millones de congoleños que viven en Kinshasa.
«La ciudad necesita calma y la gente precisa tranquilidad», explicó Bemba a Radio France International. «Espero que la otra parte también entienda que tiene que poner fin a los combates», añadió el líder rebelde, que ahora es senador.
El máximo representante de la política exterior de la UE, Javier Solana, pidió a Bemba que aceptara el desarme y a Kabila que se comportara adecuadamente con la oposición.