JAVIER SOLANA
Hace 50 años, nació uno de los proyectos políticos más hermosos de los que Europa haya alumbrado nunca. En marzo de 1957, seis países pusieron en marcha una idea radicalmente nueva: consolidar la paz por la vía de la cooperación económica, la integración y la creación de instituciones comunes. Aunque, en apariencia, el enfoque fuese principalmente económico, no podemos engañarnos (ellos no lo hicieron), la Europa política acababa de nacer. El gran mérito de los padres fundadores fue poner Europa en marcha. No podían saber el camino que recorreríamos en cinco décadas, probablemente no podían ni imaginarlo. Pero sí tenían el convencimiento de que avanzaríamos y de que los retos a los que se enfrentaba el continente -tras dos guerras en la primera mitad de siglo- sólo podían superarse con una Europa fuerte y unida alrededor de un proyecto innovador y ambicioso.
Hoy, que celebramos el 50º aniversario, podemos afirmar que estaban en lo cierto y podemos estar orgullosos del camino recorrido. En tan sólo cinco décadas, hemos creado un espacio sin fronteras en el que los ciudadanos europeos podemos viajar, estudiar o trabajar libremente; se ha caído un muro y ha desaparecido un telón de acero; nos hemos dotado de una moneda única; y hemos pasado de ser una Comunidad Económica con seis miembros a una Unión Europea compuesta actualmente por 27 Estados miembros que comparten unos valores fundamentales irrenunciables. Nunca, los europeos hemos gozado de semejante nivel de paz, prosperidad y libertad.
Progresivamente, además de su dimensión económica, la Unión Europea ha ido adquiriendo un peso político creciente para convertirse ya en un protagonista de primer plano en la escena internacional. Esto le lleva a asumir hoy nuevas responsabilidades que no tenía pocos años atrás. En el campo de la resolución de conflictos y del mantenimiento de la paz, por ejemplo, nos hemos convertido en una referencia mundial. Actualmente, no existe prácticamente ninguna crisis, ningún problema importante sobre el cual no se tenga muy en cuenta la opinión y la posición de la Unión Europea.
La paz, que siempre ha sido -y sigue siendo- el motor de nuestro proyecto, es también el objetivo de nuestra acción exterior. No olvidemos que, en nuestro propio continente, aún existen focos de tensión que son fuente de inestabilidad. Por ello estamos tan comprometidos en ayudar a los países de los Balcanes a resolver la delicada situación que están atravesando. También figura entre nuestras más altas prioridades la crisis en Oriente Próximo. La situación en los territorios palestinos y en el Líbano exige de la comunidad internacional y de los protagonistas más directos que asuman sus responsabilidades. La Unión Europea lo está haciendo.
Pero nuestra acción se extiende también a miles de kilómetros de nuestras fronteras con las misiones llevadas a cabo en la República Democrática del Congo, o en Aceh, Indonesia, por citar dos ejemplos. En el marco de nuestra Política Europea de Seguridad y de Defensa (PESD) hemos desarrollado unas herramientas civiles y militares que hacen de nosotros un socio cada vez más solicitado en todas las regiones del mundo que se enfrentan a situaciones de crisis. Los valores que defendemos, nuestra apuesta por la cooperación antes que la imposición y la «forma europea de hacer las cosas», a través del diálogo y el rigor, han hecho de nosotros un socio respetado y apreciado.
Es imposible saber qué nos deparará el futuro. Muchas veces he afirmado que no sé hacia dónde va el mundo, pero lo que sí sé es que, vaya donde vaya, está yendo muy rápido. Necesitamos más Europa en un entorno así. Y si queremos que la Unión Europa sea capaz de influir en los retos del mañana tendremos que actuar juntos y cada vez más unidos. No nos dejemos distraer por las dificultades que nos encontremos por el camino. En estos 50 años de nuestra historia, ha habido muchas, pero ninguna ha conseguido detenernos. La Unión Europea es un proyecto hermoso, hagámoslo todos un poco más nuestro.
Javier Solana es alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común
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