Sábado, 24 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6306.
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 OPINION
EL MUNDO QUE VIENE / CARLO RUBBIA
«La energía solar y los biocombustibles pueden salvarnos de la amenaza del cambio climático»
EL SABIO ITALIANO QUE GANO EL NOBEL DE FISICA EN 1984 POR SUS HALLAZGOS SOBRE LAS PARTICULAS ELEMENTALES DE LA MATERIA CONSIDERA QUE EL SOL PUEDE CONVERTIRSE EN LA FUENTE CRUCIAL DE LA REVOLUCION ENERGÉTICA QUE NECESITA LA HUMANIDAD ANTE EL RIESGO DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
PABLO JAUREGUI

CARGO: Investigador independiente y asesor de la Comisión Europea en cuestiones energéticas / EDAD: 72 años / FORMACION: Física / CREDO: La capacidad del ser humano para mejorarse a sí mismo / AFICIONES: La música clásica / SUEÑO: Que la ciencia pueda mejorar el mundo y convierta a la Humanidad en una especie más sabia

Carlo Rubbia tiene la mirada penetrante y la elocuencia contundente de los grandes visionarios científicos. Desde hace más de dos décadas, este sabio italiano se ha dedicado a reflexionar, investigar y advertir -a todos aquéllos que estuvieran dispuestos a escucharle- sobre el problema que en su opinión constituye el mayor desafío al que se enfrenta hoy la Humanidad: la búsqueda de nuevas fuentes de energía, en un mundo cuyas reservas de petróleo se están agotando y que se encuentra cada día más amenazado por el peligro del cambio climático. «Durante muchos años, nadie me hacía ningún caso», se queja el científico, que recibió el Nobel de Física en 1984 por sus investigaciones pioneras sobre las partículas elementales de la materia. «Ahora, por fin, parece que algunos empiezan a darse cuenta de la gravedad del problema».

Tras pasar buena parte de su carrera dedicado a la investigación y la docencia en la Universidad de Harvard, Rubbia dirigió el Consejo Europeo de Investigación Nuclear (CERN) en Ginebra, que posee el acelerador de partículas más grande del mundo. Con el tiempo, sin embargo, el científico se ha distanciado del átomo y hoy está convencido de que la energía solar y los biocombustibles constituyen la mejor apuesta de futuro. Ésta es la postura que defiende en la actualidad como asesor en políticas energéticas de la Comisión Europea y del Ministerio de Medio Ambiente del Gobierno italiano. En los últimos años, Rubbia también ha participado en el desarrollo de varios proyectos de energía solar en España, y esta semana ha visitado Sevilla para presentar su visión en la Escuela de Tecnología de la Fundación Focus-Abengoa y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

PREGUNTA.- ¿Cómo de seria es la amenaza del cambio climático?

RESPUESTA.- Es muy grave porque está claro que el clima está cambiando de una forma muy rápida. Ya no se trata sólo de una cuestión de interés científico, sino de un problema al que tiene que enfrentarse toda la Humanidad. El último informe del IPCC [el consejo asesor de la ONU sobre el cambio climático, compuesto por 2.500 expertos] deja muy claro que se necesitan cambios drásticos para garantizar que el futuro de nuestra especie sea aceptable. Ésta debe ser una de las mayores prioridades de los gobiernos actuales: asegurar que la Tierra siga siendo habitable para los muchísimos millones de personas que viven sobre el planeta. En el pasado pensábamos que podíamos hacer lo que nos diera la gana, y que el planeta seguiría existiendo independientemente de nuestras actividades. Pero ahora, por primera vez, ha quedado muy claro que la Tierra está siendo afectada de forma muy significativa por la civilización humana.

P.- Ante este dilema, ¿cuál es la mejor estrategia energética que podemos adoptar?

R.- Éste es el gran dilema, el gran desafío al que nos debemos enfrentar. En primer lugar, tenemos que preguntarnos lo que ocurrirá cuando las fuentes tradicionales de energía que tenemos en nuestro planeta se agoten. Se calcula que sólo quedan aproximadamente tres décadas antes de que el petróleo y el gas natural lleguen a su fin. Además, cuanto más escaso sea el petroleo, más riesgo existirá de nuevos conflictos sangrientos. Y en cualquier caso, sabemos que, debido a la amenaza del calentamiento global que acabamos de comentar, es necesario reducir el uso de combustibles fósiles. Por lo tanto, está claro que debemos prepararnos para un gran cambio, tenemos que aprender a vivir sin petróleo en relativamente poco tiempo.

P.- El famoso científico británico James Lovelock afirma en su nuevo libro, La Venganza de la Tierra, que ante este gran dilema, la única opción viable es la energía nuclear. ¿Está de acuerdo?

R.- Desde un punto de vista estrictamente científico, sólo hay dos fuentes alternativas que pueden producir la energía que necesitamos: la solar y la nuclear. Sin embargo, para mí está claro que las centrales nucleares, al menos tal y como las conocemos en la actualidad, no pueden solucionar el problema. Para empezar, hay que tener en cuenta que las reservas de uranio tampoco son inagotables, y se acabarán de la misma manera que el petróleo. Así que la tecnología nuclear tendría que cambiar mucho para ser una estrategia eficaz a largo plazo. Una posible solución sería el desarrollo de la fusión, como pretende el proyecto internacional ITER, que en teoría podría superar los tres grandes problemas de las centrales actuales: los residuos radiactivos de larga duración, el peligro de la proliferación de armas nucleares y el riesgo de accidentes como el de Chernobil. Pero la fusión tardará muchas décadas en desarrollarse, y no creo que tengamos tanto tiempo para encontrar una solución.

P.- Pero según Lovelock, la energía nuclear es la solución menos mala, y la única viable en la actualidad.

R.- No estoy de acuerdo. Las nucleares actuales tienen demasiadas pegas. Las catástrofes como Chernobil son como la lotería: es muy improbable que te toque, pero a alguien le acaba cayendo. Además, hay que tener cuenta que para lograr que las centrales nucleares se convirtieran en una fuente generalizada de energía en el planeta, habría que multiplicar por 10 su uso actual, y extenderlo a países en vías de desarrollo con una alta inestabilidad política. Por todo ello, la energía nuclear no es la solución.

P.- Hablemos, entonces, de la energía solar. ¿Cree que tiene el potencial para resolver el gran dilema energético?

R.- Cada día estoy más convencido de que el Sol es la mejor apuesta energética para el futuro. Hoy sabemos que un metro cuadrado de luz solar puede recoger cada año la energía equivalente a un barril y medio de petróleo. De hecho, la cantidad de energía solar que recibe Arabia Saudí es 1.000 veces mayor que la cantidad de energía que se produce con sus reservas de petróleo y gas natural. Por lo tanto, es evidente que el Sol puede ofrecernos una inmensa cantidad de energía. El gran desafío es desarrollar formas eficaces de recoger esa energía, almacenarla y transformarla, un problema que están ayudando a resolver, de forma muy notable, algunas empresas españolas, como Abengoa. Lo que tenemos que conseguir es una forma viable de recoger la energía solar para poder aprovecharla cuando el Sol está ausente. Los paneles fotovoltaicos tradicionales dependen de la presencia del Sol para poder producir energía, y por eso la clave es desarrollar un mecanismo de almacenamiento para poder aprovechar la energía solar de forma constante.

P.- ¿En qué fase se encuentran las investigaciones para lograr este objetivo?

R.- Esta tecnología, que se conoce como energía solar termodinámica, se ha estado desarrollando durante los últimos años, y de hecho hoy podemos decir que ya se ha perfeccionado, gracias a un mecanismo de almacenamiento de la energía solar basado en el calor. El sistema se basa en la utilización de un espejo que, al recibir la luz solar, calienta un líquido a una temperatura de 500º. Este líquido caliente, que se compone de una solución muy sencilla y barata, por ejemplo de nitratos de sodio y potasio, permite almacenar la energía solar todo el tiempo que haga falta y utilizarla cuando se necesite, al generar vapor que mueve una turbina. Se trata de un sistema nuevo muy eficiente y práctico, realmente hermoso, que permite aprovechar la energía solar almacenada durante los periodos que no sale el Sol.

P.- ¿Cree, entonces que este sistema solar termodinámico puede ser una solución global para el desafío energético?

R.- Yo pienso que sí, porque con esta estrategia se puede producir suficiente energía para mantener la demanda eléctrica de todo el planeta. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos aparatos son muy grandes, así que para recoger y almacernar la cantidad de energía que se necesita, se necesitan espacios amplios. Mi sueño, y el de muchos de los investigadores que están trabajando en este campo, es la posibilidad de utilizar el desierto del Sáhara para este propósito. Países como Marruecos, Argelia y Túnez son enormemente ricos desde el punto de vista de la luz solar que reciben, y tienen en su territorio enormes superficies que no sirven para nada, excepto quizás para instalar espejos solares. Por lo tanto, podría ser perfectamente posible construir estas instalaciones en estas zonas desérticas, para producir energía que podría aprovecharse para producir electricidad en los Estados miembros de la Unión Europea. Mi predicción es que en el futuro las plantas solares se construirán en desiertos, relativamente lejos de las poblaciones que disfrutarán de la electricidad producida gracias a este sistema capaz de recoger, almacenar y transmitir la energía del Sol.

P.- ¿Cree que países con poca luz solar podrían utilizar esta fuente de energía?

R.- Desde luego. Y esto representa una gran oportunidad para los países del sur de Europa, como España, Portugal, Italia y Grecia, que podrían producir suficiente energía para el resto del territorio europeo. Obviamente, no vamos a construir espejos solares en Hamburgo, y por eso el desarrollo de esta energía podría suponer enormes ventajas para los países con más luz solar, que se convertirían en los principales proveedores mundiales de esta fuente energética. Yo creo que el Sol se convertirá en el petróleo del futuro, y los países con más luz solar serán los grandes beneficiarios de esta revolución energética.

P.- ¿Cree que España está especialmente bien posicionada en este terreno?

R.- Para desarrollar cualquier innovación tecnológica, se necesita no sólo la creatividad de los científicos, sino la colaboración y el apoyo económico de la industria. En el caso de la energía solar, creo que algunas empresas españoles se han fijado en el enorme potencial de esta tecnología, y esta visión de futuro ha colocado a España en la pole position de este campo. A mí no me sorprendería que dentro de unos años, España se convierta en el líder mundial de esta tecnología, si el uso de los sistemas que ya se están desarrollando ahora mismo aquí se empieza a generalizar por todo el planeta. Hace poco, ya ha surgido una señal positiva en este sentido: la UE se ha comprometido a que para el año 2020, un 20% de la energía provenga de fuentes renovables.

P.- ¿Le parece suficiente este compromiso europeo o se queda corto?

R.- Creo que el 20% es un mínimo, pero muchos pensamos que debería aumentarse al menos a un 30%, porque la verdad es que hay que darse prisa ante la amenaza del cambio climático. La única manera de evitar que el problema empeore es actuar con rapidez. Me alegra comprobar que la UE está empezando a tomar medidas, pero hay que ir mucho más lejos. Mi opinión es que para mitad de este siglo, deberíamos aspirar a que el uso de las energías renovables, sobre todo la solar y los biocombustibles, sean las fuentes dominantes e incluso puedan alcanzar el 100% en los países desarrollados.

P.- ¿El desarrollo de los biocombustibles también le parece prometedor?

R.- Desde luego, la biomasa también representa una gran revolución. Ahora existen nuevas tecnologías mucho más eficientes a la hora de aprovechar esta fuente. Por ejemplo, antes se usaba la colza, con la que se obtenía 1.000 litros por hectárea cultivada, que era muy poco. Pero ahora, esta cifra se ha incrementado a entre 10.000 y 15.000 litros por hectárea, y esto significa que, según los cálculos de la UE, para 2020 se podría obtener entre el 20 y el 30% del combustible para el transporte de fuentes biológicas, en vez de fósiles. Esto me parece un objetivo muy sensato, que podría pemitir que para mitades de este siglo, la era del uso de combustibles fósiles llegaría a su fin, y entraríamos en una nueva época de la Historia en la que la energía se obtendría fundamentalmente de espejos solares que generarían electricidad y biocombustibles para los vehículos. Por todo ello, considero que la energía solar y los biocombustibles pueden salvar a la Humanidad de la amenaza del cambio climático y resolver los problemas actuales de abastecimiento energético.

P.- ¿Cree que por fin los líderes mundiales se han percatado del problema y están empezando a escuchar a voces científicas autorizadas como la suya?

R.- Creo que empieza a existir un consenso generalizado de que los combustibles fósiles tienen los días contados, y que se necesita una profunda transformación. En este sentido, soy optimista sobre el futuro de la Humanidad. No creo en las visiones apocalípticas que predicen una situación desastrosa en la que millones de personas morirán por falta de agua y alimentos, porque existen alternativas energéticas realistas y eficaces para resolver nuestros problemas actuales.

P.- ¿No está de acuerdo, entonces, con el astrónomo británico Sir Martin Rees, quien considera que la Humanidad probablemente no sobrevivirá al siglo XXI?

R.- La Humanidad ha superado problemas tremendos en el pasado, como el hambre y la enfermedad, y todos estos avances se han logrado gracias a la aplicación correcta del razonamiento científico y el desarrollo tecnológico. El gran desafío del mundo actual es el abastecimiento energético de nuestra civilización, y estoy convencido de que lograremos afrontarlo con éxito, de la misma manera que hemos superado tantas otras crisis en nuestra Historia.


«Me parece grave que la ciencia interese poco a los jóvenes»

¿Cómo surgió su pasión por la investigación científica?

- En mi caso, fue claramente un instinto básico desde el principio. Siempre he sido y sigo siendo un hombre feliz, por el hecho de poder dedicarme a algo que me gusta: investigar para buscar soluciones a los problemas de la gente. La ciencia es algo que me apasiona y una profesión que siempre recomiendo vivamente a la gente joven.

Sin embargo, parece que últimamente las vocaciones científicas están en crisis y los únicos ídolos de los jóvenes son futbolistas, estrellas de cine y cantantes. ¿Cómo se puede motivar a los jóvenes para que se interesen por la ciencia?

- Es cierto que en Europa se ha detectado un descenso no sólo de vocaciones científicas, sino en general de las ramas técnicas como la ingeniería. Esto me parece muy preocupante, es una lástima, y espero que los gobiernos empiecen a tomarse más en serio esta cuestión, planteándose estrategias educativas para combatir el problema. Quizás a muchos jóvenes no les atrae la investigación, sencillamente porque los científicos tienen fama de ganar muy poco dinero, y esto en muchos casos es cierto. Pero los jóvenes tienen que darse cuenta de que la ciencia puede poner en sus manos el valor supremo de crear cosas nuevas que pueden cambiar y mejorar el mundo, ya sea en el campo de la Medicina, la Biología, la Física, etcétera.

Quizás vivimos en un mundo en el que faltan héroes científicos que tengan relieve en nuestra sociedad mediática.

- Sin duda, pero es que hay que tener en cuenta que la forma de hacer ciencia ha cambiado mucho desde los tiempos de los grandes genios individuales como Galileo Galilei o Leonardo da Vinci. Hoy la investigación científica se hace siempre en equipos en los que ningún individuo tiene todo el conocimiento, sino que se especializa en una rama concreta que contribuye su parte a un trabajo de conjunto. Esto tiene ventajas y desventajas, pero es un hecho que la forma de hacer ciencia ya no es la del cerebro aislado en su laboratorio, sino la del equipo que trabaja en red.

¿Cómo le gustaría ser recordado?

- La verdad es que no me importa. Lo único que puedo decirle es que he disfrutado mucho dedicándome a la ciencia, he vivido momentos apasionantes en mi trabajo, y creo haber contribuido algunas cosas que podrán servir en el futuro. Desde luego, tengo muy claro que si pudiera volver atrás en el tiempo, no cambiaría nada ni me dedicaría a otra cosa, porque me lo he pasado en grande con la investigación.


LA CUESTION

- El Gobierno de EEUU sigue resistiéndose a aceptar la realidad del cambio climático y la necesidad de buscar fuentes renovables de energía. ¿Qué opina de su postura?

- Creo que, mientras la Unión Europea ha tenido la valentía y la inteligencia de apostar por las energías renovables, EEUU, y sobre todo la Administración de Bush, se ha quedado muy atrasada en este terreno. Sin embargo, creo que ya se empieza a percibir un cambio, y que hoy cada vez menos gente se atreve a cuestionar la urgencia y la necesidad de impulsar una verdadera revolución energética. Esto es una muy buena noticia para Europa, que ya se encuentra en una posición de ventaja porque ha sido la primera en hacer esta apuesta, y por lo tanto los europeos vamos a ser líderes en este terreno. Estoy convencido de que en el futuro, tanto Estados Unidos, así como China y los demás países en vías de desarrollo, seguirán el ejemplo de Europa. No van a tener alternativa.

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