NANDO GARCIA
BARCELONA.-
El juzgado de guardia de Barcelona decretó ayer el ingreso en prisión provisional de Juan Ramón D. C., de 33 años, como presunto autor del asesinato de su madre, Irene Cabezas Romero, de 56 años, que regentaba un local de alterne en la calle Balmes. La mujer fue asesinada de siete cuchilladas en la espalda el 2 de noviembre en su piso, situado en el distrito de de Gràcia de la capital catalana. Su cuerpo fue hallado cuatro días después.
Además de Juan Ramón, nacido en Bilbao pero que convivía temporalmente con su madre, el juez también ordenó el ingreso en prisión provisional de su pareja, Olga Beatriz V. V., de 34 años y nacida en Paraguay, por su presunta relación con el crimen. Esta mujer era una de las empleadas del establecimiento que regentaba la víctima y su hijo y que fue el origen de sus discusiones.
Casi cinco meses después del asesinato, los Mossos d'Esquadra dieron esta misma semana por cerrado con el arresto de la pareja.
Irene Cabezas Romero fue hallada muerta el pasado 6 de noviembre en el sobreático en el que vivía del número 101 de la calle Ca L'Alegre de Dalt. Fue su hijo el que avisó a las autoridades asegurando que se había encontrado el cuerpo sin vida de su madre.
Sin embargo, las pesquisas llevadas a cabo por el Grupo de Homicidios de los Mossos d'esquadra concluyeron que había sido Juan Ramón el autor del macabro crimen. Respecto al móvil, todo apunta a que se trata de una disputa familiar por motivos económicos.
Los vecinos del bloque ya explicaron tras el brutal asesinato que eran frecuentes las discusiones entre madre e hijo. La víctima había comprado el piso en el que fue hallada muerta hacía unos meses por 54.00 euros que pagó a tocateja.
Las primeras hipótesis policiales ya se centraron sobre el entorno de la fallecida. Cierto ensañamiento en el cadáver de la mujer y el hecho de que la puerta de la vivienda no estuviera forzada fueraon algunos de los datos que llevaron a los policías a enfocar las pesquisas en los familiares y conocidos de Irene.
La noche en la que hallado el cadáver, que estaba estirado en el suelo y que presentaba siete puñaladas en la espalda, el detenido estuvo presente en las primeras diligencias policiales y ya fue interrogado por los policías, aunque en calidad de testigo. El piso estaba revuelto, lo que fue interpretado por los investigadores como un intento por hacer creer que el móvil del crimen era el robo.
Lois investigadores también interrogaron a las chicas que trabajan en el local de la víctima, entre las que se encontraba la pareja del principal sospechoso.
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