Domingo, 25 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6307.
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Los terroristas intentan modificar nuestro comportamiento provocando miedo, incertidumbre y división en la sociedad (P. J. Kennedy)
 CATALUNYA
LA TRASTIENDA
Habla la sociedad civil
ALEX SALMON

Me explica el bueno de Francesc Marc Alvaro que para hablar de la realidad hay que saber Historia. Tiene razón. El problema es cuando la Historia se convierte en el único ingrediente de la explicación de la realidad. Me lo cuenta en una tertulia, con su buena organización de argumentos, para convencerme de que es nuestro hecho diferencial catalán es el que siempre ha tirado adelante la economía del país. Se olvida de un detalle: el de la voluntad del negocio. Es cierto que en Cataluña existe una inteligencia innata para fer negoci. Y por ello nadie nos puede criticar. Al revés. A partir de esa premisa se genera producción y, por ello, se convierte a Cataluña en una gran realidad económica.

Lo narrado viene al caso de la macro reunión de representantes de esa sociedad civil catalana que convocó a muchos biznietos de aquellos que quiere recordar Alvaro, y que se congregaron en una escuela de negocios, IESE, para reclamar un aeropuerto potente.

El acto es muy importante. Desde hacía mucho tiempo los popes catalanes, la mayoría votantes del PP y también de CiU, no se organizaban de forma seria para impulsar un proyecto coordinado entre los verdaderos motores de la economía catalana. Y se juntaban, no para mostrar las diferencias evidentes de nuestra sociedad en contra de las otras, como puede ser la de Madrid. Se reunían para reflexionar, y de paso reivindicar, el error que se estaba cometiendo con la gestión de aeropuerto. Error que al final lo pagaríamos todos, sociedad catalana y española. Una detrás de la otra.

Es interesante colocar en el mismo espacio de análisis la declaraciones que estaba haciendo, el mismo jueves, Ernest Benach, no muy lejos de la sede de IESE. El president del Parlament volvía con el tema del Tribunal Constitucional (TC) y anunciaba una crisis de Estado en el caso de que este revocara el Estatut. Los dos discursos caminan en paralelo. Pero tengo la sensación de que los empresarios han superado el síndrome del Estatut, en el que estuvieron sumidos todos, y ahora se dirigen de forma natural, a la consolidación de un modelo económico potente, que no les deje en la cuneta y los potencie de forma natural, sin necesidad de textos condicionados a librar en espacios políticos.

El Estatut hizo daño a muchos. Sobre todo, aquella famosa carta que les invitó a firmar el president de la Generalitat, en aquella época Pasqual Maragall, cuando éste les reclamó ayuda para sacar el texto adelante. Entonces se diseñó la famosa carta firmada por el clan de Llavaneras y otros, animando al Govern de entonces, a que trabajara en el Estatut más ambicioso. Aquella carta dejó desprotegido a más de uno, que había recibido la promesa clara de que aquel texto no iba a salir adelante.

Ahora la cosa va en serio y tiene su interés. Sobre todo porque la cuestión por la que está convocada toda esa gente no está relacionada sobre quién debe gestionar el futuro aeropuerto, sino sobre cómo se debe gestionar. Esta reflexión, que hice hace tres días en un Apunte, me parece fundamental para mirar con seriedad la propuesta, sin utilizar ningún hecho diferencial posible. Resumiendo: una mejor gestión de El Prat beneficia la economía catalana y la española, porque una es la otra en sí misma.

Por ello no comparto en toda su extensión la focalización histórica que utiliza Alvaro para explicar Cataluña y el movimiento de esta sociedad empresarial. Los tiempos han cambiado. Nada es único. Todo está ligado. En un hotel de Jujuy, una provincia al norte de Argentina, topé la semana pasada con una delegación de empresarios chinos que estaban llegando a un acuerdo con industrias de la zona para comprar tabaco e inundar los países asiáticos de cajetillas chinas con materia prima argentina, en clara competencia a las grandes industrias estadounidenses. ¿Cómo podemos calificar este tipo de negocio que multiplicará los puestos de trabajo en la provincia de Jujuy? En una era tan global como la que estamos viviendo la fortaleza del aeropuerto de Madrid es positiva para Barcelona, como la de Barcelona es positiva para Madrid, como para Girona, como para Toulouse.

Que en Cataluña debatamos sobre algo tan concreto como el aeropuerto de El Prat y no sobre una entelequia tan descorazonadora como el Estatut es un gran avance. Eso es lo que esperan una buena parte de los votantes de Maragall cuando lo votaron hace más de tres años.

Seamos más claros, no construyamos laberintos, que facilitan la consolidación de fuerzas políticas a los que les gusta el artificio, las banderas y el sentimiento. Que después cada uno en su casa haga aquello que le haga feliz. Corremos el peligro de perder el tren. O el avión. De hecho ya lo hemos perdido.Pero podemos recuperarnos. El pragmatismo, en momentos en que los sentimientos lo están dirigiendo casi todo, es una buena receta. No es cuestión de vender un aeropuerto de primera. Ni Madrid llega a esa clasificación. Es el momento de ir al grano.Después ya festejaremos los éxitos. Que serán de todos, compartidos.Es la única manera de seguir creciendo. Creemos un gran aeropuerto sin que sea necesario que el sentido patriótico nos inunde. Sólo a costa de la inteligencia.

alex.salmon@elmundo.es

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