«Los acontecimientos importantes rara vez llegan a conocerse del todo», decía el jueves Sabino Fernández Campo, en la Cope. El 23-F puede ser uno de ellos. El 11-M, los contactos del Gobierno con ETA y las razones de José Luis Rodríguez Zapatero para marginar al PP pertenecen a la misma categoría.
Ante agujeros tan negros, los medios tienen tres opciones: ignorarlos y hablar del tiempo, buscar la verdad respetando al adversario y los fundamentos del sistema democrático, o ponerse abierta y descaradamente a favor o en contra del Gobierno o de la oposición.
PRISA hace tiempo que optó por la tercera opción, pero nunca habíamos escuchado a su presidente, Jesús de Polanco, las razones. Por fin, el pasado jueves las expuso en público: algunos «desean (...) el regreso a la Guerra Civil» y la última manifestación del PP es «Franquismo puro y duro».
Opiniones parecidas se escuchan en la Ser desde hace años, aunque las recogidas hace dos semanas en esta columna se las atribuí incorrectamente a José Antonio Marcos en vez de a Javier Casal.
Sentimientos similares o parecidos se escuchan a diario a algunos profesionales y a muchos oyentes de la Cope y de otras emisoras contra el Gobierno. Boicotear a un medio por sus críticas, como ha hecho el PSOE tantas veces y como anteayer anunció el PP que hará contra PRISA si Polanco no rectifica, no es la solución porque el derecho a la información no pertenece a ningún partido ni a ningún medio. Pertenece a los ciudadanos.
Los medios, empezando por los de PRISA, deberíamos limitarnos a buscar la verdad respetado las reglas del juego democrático, sin insultar, mentir o exagerar, separando escrupulosamente información y opinión. Por su parte, los políticos que utilizan y atizan a los medios deberían, siguiendo los consejos de Sabino en la Cope (dijo cosas muy parecidas en Punto Radio, Radio 1 y Onda Cero), recuperar la educación y la moderación perdidas, poniendo los intereses generales por encima de los particulares, electorales o de partido. Me temo que, mientras no se supere el 11-M, es predicar en el desierto.
Con decisiones como la de la Fiscalía, esta semana, con Otegi será difícil. «Todo un circo, se repite lo de De Juana pero peor», dijo Federico Jiménez Losantos en la Cope. «Otra capitulación del Gobierno y de la Fiscalía», dijo en la misma cadena César Vidal.
«De escándalo», comentó Carlos Herrera en Onda Cero. «Pura impunidad de Otegi», dijo Félix Madero en Punto Radio. «La Fiscalía, en complicidad con ETA», soltó, con sus acostumbrados trazos gruesos, Carlos Dávila en Intereconomía. «¿Hasta dónde piensa seguir bajando el listón el Gobierno?», se preguntaba Casimiro García-Abadillo en Onda Cero. «Ese listón, los criterios de las Fiscalía, es lo único que, de verdad, ha cambiado».