Una arrolladora simpatía. Edgar Neville: de Hollywood al Madrid de la posguerra, título editado por Ariel, fue concebido como un trabajo de investigación al uso, si bien el propósito inicial del autor acabó modificándose para acabar en un relato novelado de la biografía de Neville. «Me encontré con elementos propios de una gran novela de creación. Es un personaje singular y brillante cuya biografía pasa por situaciones verdaderamente rocambolescas. Su vida tiene éxitos, fracasos, frustraciones, veleidades amorosas, traiciones y enfrentamientos políticos, aventuras... Así que di un vuelco a la investigación y le otorgué un registro más literario», afirma Juan Antonio Ríos.

'Arrolladora simpatía'

Considerado uno de los nombres imprescindibles del teatro de la poguerra, Neville ha sido objeto de numerosos estudios. Por eso, el autor de Una arrolladora simpatía ha querido aportar más luz a una etapa que aún permanece oscura: «La Guerra Civil, como para tantos españoles, marcó un antes y un después en su vida. Cuando comienza la contienda, Neville acaba de llegar de Hollywood y es diplomático de carrera al servicio de la República, por lo que no fue aceptado en un primer momento por la España de Franco. Luego lo consiguió, desarrollando actividades que no deseaba con el fin de resistir y sobrevivir. Se tuvo que inventar un pasado y otra personalidad, y hasta escribió una autobiografía con tantos elementos falsos como verdaderos».

Juan Antonio Ríos ha examinado, entre otros documentos, el expediente de Neville que, como diplomático de la embajada de Londres, se halla en los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores. «Ese expediente me ha servido para tejer el universo de las personas con las que se relacionó . Él fue militante de Izquierda Republicana y ascendió porque tenía una misión diplomática en Londres de gran importancia. Claro que lo que para la República eran méritos, para el nuevo régimen fueron deméritos. Tuvo suerte, porque contó con la ayuda de Dionisio Ridruejo y José Ortega y Gasset, con quienes tenía una excelente relación», asegura el autor del libro.

Los días grises de la posguerra no impiden a Ríos Carratalá extenderse y recrearse en los dorados años del éxito y el glamour de Hollywood: «Lo que le interesaba a Neville era vivir y crear un personaje brillante, atractivo y singular que se llamara Edgar Neville».