Domingo, 25 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6307.
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FUTBOL / Clasificación Eurocopa 2008
España sufre para ganar
LA SELECCION DE LUIS VENCE POR LA MINIMA A DINAMARCA, QUE JUGO MAS DE UNA HORA CON UN HOMBRE MENOS TRAS LOS GRANDES TANTOS DE MORIENTES Y VILLA, AL EQUIPO LE FALTO MADUREZ EN UNA PÉSIMA SEGUNDA PARTE SILVA, EL MEJOR
ORFEO SUAREZ

ESPAÑA 2

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DINAMARCA 1

Casillas

Capdevila

Marchena

Javi Navarro

Angel

Albelda

Silva

Xavi

Iniesta

Villa

Morientes

Cambios: Xabi Alonso por Xavi (min. 59)

Torres por Morientes (min. 63)

Angulo por Villa (min. 75)

Sorensen

N. Jensen

Gravgaard

Agger

Jacobsen

D. Jensen

Poulsen

Kahlenberg

Jorgensen

Rommedahl

Tomasson

Cambios: Andriasen por Jorgensen (min. 34)

Gronkjaer por Kahlenberg (m. 59)

Bendtner por Andriasen (min. 73)

Arbitro: Massimo Busaca (Suiza)

Tarjetas amarillas: Nicolas Jensen (2), Tomasson, Andriasen, Albelda, Angulo, Angel, Xabi Alonso.

Tarjetas rojas: N. Jensen (min. 19) y el técnico Morten Olsen.

Goles: 1-0 Morientes min. 33. 2-0 Villa min. 44. 2-1 Gravgaard min, 48

SANTIAGO BERNABÉU. LLENO.

MADRID.- Cuando Massimo Busaca expulsó a Nicolas Jensen, después de sus dos primeras faltas, respiró Luis Aragonés, respiraron los futbolistas y respiró el Bernabéu, cuyo atrezzo no se correspondía con lo que había acontecido en los primeros 19 minutos. Para Morten Olsen, seleccionador de Dinamarca, la doble tarjeta fue mortificante, como el error que tuvo en 1986 frente al Biutre para propiciar el mejor de sus vuelos. Otra vez España, debió pensar Olsen, que todavía gozará de una oportunidad, en Copenhague, para saciar ese sentimiento de venganza que ha larvado en su interior durante tantos años. El destino va a ser su enemigo y el aliado que la tierna selección de Luis necesita, porque el triunfo evita lo peor, una virtual eliminación para la Eurocopa, pero no purga los pecados cometidos y por los que aún le espera un largo via crucis.

El árbitro llevó el reglamento al extremo, es cierto, pero no se inventó nada. La inferioridad replegó unos metros a Dinamarca, los necesarios para que Albelda y la inédita defensa española no se sintiera tan insegura. Hasta entonces, Olsen había mandado a sus futbolistas de caza a la línea más débil del equipo nacional. Fue inteligente y valiente su apuesta, ejecutada con mucho sentido táctico y fútbol de verdad. Tanto que redujo a España en su propio fortín, un Bernabéu menos madridista, más heterogéneo y fiel a los colores nacionales, a pesar de la ausencia de Raúl.

Daniel Jensen, más futbolista que Nicolas, desde luego, y el sevillista Poulsen se hicieron dueños del centro del campo. Presionaron la salida del balón de Xavi y hurgaron en las miserias de Albelda, que fueron demasiadas. La pieza del futbolista del Valencia era fundamental en el mecano de Luis. Significaba el cerrojo para proteger a la zaga, temerosa y remisa a abandonar el área, como gusta al técnico. Pero sin Puyol ni Sergio Ramos, sancionados, era demasiado pedirle autoridad y atrevimiento a la defensa. Cuando Albelda perdía la pelota, pues, un páramo se abría para el despliegue danés, con Rommedahl y Jorgensen trazando diagonales, mientras Tomasson provocaba estragos con sus movimientos sin balón. Agger, después de una jugada ensayada, dio el primer aviso. La expulsión de su compañero, a los pocos minutos, aplazó el resto, afortunadamente.

España apenas había podido dar respuesta al mejor fútbol de su rival, que ofreció sensación de madurez, de saber cómo quiere jugar, cómo quiere ganar. La selección de Luis, en cambio, no ha sido capaz de encontrar su equilibrio. Se ha decidido por un estilo que puede ser el que mejor se adapta a las características de los futbolistas españoles. Sobre eso hay consenso. Pero se trata también de un estilo que los ha hecho más perdedores que nunca, porque jamás España había tenido tantos problemas para sacar adelante las fases de clasificación. Esta vez, conviene recordarlo, no hay repesca.

Sólo Silva había encontrado una vía por la que penetrar en la cueva danesa, muy bien guardada en igualdad de condiciones, con la ayuda de Capdevila. El joven valencianista prueba el uno contra uno, aporta desborde, cualidades que parecen haber desaparecido de una selección aseada, correcta, pero con poco carácter.

Todo apareció cuando el colegiado desniveló el encuentro, pero habría que preguntarse si únicamente por la superioridad numérica o también por el efecto psicológico que ésta produjo sobre los españoles. Perdieron el miedo a lo que pudiera suceder atrás y empezaron a hacer lo que mejor saben: tocar y tocar. Iniesta buscó los medios desde la banda, donde se pierde su juego, ya sea en el Barcelona o en la selección, porque le falta radio de acción para el pase y físico para progresar. Ayer, cuando por fin trazó una diagonal, dejó espacio a Angel, lo mismo que sucedía con Silva y Capdevila en la banda opuesta. Ésa es la forma de encontrar superioridad en el centro del campo para superar la presión.

Iniesta, con confianza, es ese futbolista que habilitó a Morientes para que este especialista de la zona erógena del campo encontrara el punto G. Magnífica la maniobra sobre Agger de un delantero fiable, al que no puede renunciar España. Con el viento de cola y la ola en la grada, era el momento de soltar amarras, cosa que España hizo, a su manera, hasta enontrar a Villa, imponente en su movimiento sobre Gravgaard para irse directo hacia el gol y ganar el vestuario. Ideal. Lo preocupante es lo que ocurrió después, la pérdida de control de una España miedosa, sin pelota ni autoridad, que encajó en un saque de banda y fue incapaz de mandar en el segundo tiempo frente a un rival con un futbolista menos. Llegar a la Eurocopa no va a ser fácil. Lo dicho, un via crucis.

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