La peor parte se la llevó su cara, que recibió un tremendo impacto directo que rompió la mayoría de sus huesos. Afortunadamente, a falta de pruebas posteriores, su cerebro parecía intacto. Eso le salvó la vida.

Ni siquiera se estaba cocinando aún la calificación de 250 cc. Quedaba poco menos de un minuto para que finalizaran los entrenamientos libres cuando en la curva Ferrari sobrevino la tragedia. El golpe contra las protecciones se produjo aproximadamente a 120 kilómetros por hora, lo que explica sus consecuencias. El casco aguantó sin quebrarse, pero no el rostro del transalpino, que posiblemente tenga que pasar por el quirófano para ser reconstruido por completo. En camilla, inconsciente y con la cara ensangrentada, abandonó el trazado en dirección al hospital. Lo que quedaba de su moto tuvo que ser retirado por una grúa. Ya en Cádiz se le realizaron los primeros análisis que detectaron el penoso estado de su físico. El interminable parte médico rezaba: traumatismo craneoencefálico, fractura abierta en su tobillo izquierdo, rotura de clavícula, contusión en un pulmón y fracturas en las órbitas oculares, pómulos y mandíbula. Por todo ello, el piloto, natural de Bérgamo aunque residente en Mónaco, fue inducido a un estado de coma farmacológico en el que permanecía anoche, según informó el doctor Claudio Costa, director de la clínica oficial del Campeonato del Mundo. El próximo paso será la realización de un TAC para descartar posibles daños cerebrales.

El incidente del ex campeón del mundo de 125 cc (año 2000) acaparó todas las preocupaciones del paddock durante el atardecer jerezano. Las alarmas en su equipo, el Metis Gilera, estuvieron continuamente encendidas y su compañero Marco Simoncelli (que hoy partirá en sexta posición) sólo podía pensar en el estado de Locatelli. «Espero verlo pronto en pista», apuntó. También su compatriota Valentino Rossi tuvo palabras de ánimo en la rueda de prensa: «Ha sido una caída extraña, como si se le hubiera bloqueado la moto. Espero que se recupere lo antes posible». Por último, también el español Jorge Lorenzo, compañero de cilindrada de Loca, le mandó sus mejores deseos.

A sus 32 años, Locatelli es una de los personajes más conocidos y expertos del Mundial, en el que debutó hace 13 temporadas. Durante su carrera ha ido alternando las categorías de 125 y 250 cc, aunque nunca se atrevió a dar el paso definitivo a MotoGP. Ex piloto de enduro, su mayor gesta llegó en el año 2000, cuando sucedió a Emilio Alzamora como campeón del mundo del octavo de litro.

Siempre partió en buena parte de las quinielas de favoritos al título. Hace 15 días, en el arranque de la temporada, en Qatar, finalizó en sexta posición. Tenía una espina clavada con Jerez, donde nunca había logrado subir a lo más alto del cajón. Ahora sus recuerdos del trazado andaluz serán mucho peores, aunque todos rezan para que pronto sea capaz de tenerlos.