Domingo, 25 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6307.
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Los terroristas intentan modificar nuestro comportamiento provocando miedo, incertidumbre y división en la sociedad (P. J. Kennedy)
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CRISIS ANTITERRORISTA / Asegura que con sus últimos movimientos ha intentado restar base social a ETA para encaminarla a un proceso de 'grapización' / Prevé que si hay un comunicado de la dirección etarra será negativo
Moncloa cree liquidado el 'proceso de paz' y que ETA volverá a atentar
El Gobierno teme la reacción de la banda cuando vea que no deja a Batasuna presentarse a las elecciones Rajoy acusa a Zapatero de que «gobierna contra la ley» y está «implorando a ETA que le salve la cara»
FERNANDO GAREA

MADRID.- El Gobierno considera que ya es imposible recuperar el proceso de paz y que la suspensión decretada por José Luis Rodríguez Zapatero tras el doble asesinato de Barajas es, de hecho, una ruptura irreversible, según fuentes autorizadas.

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Según estas fuentes, si hay comunicado de ETA en las próximas semanas será negativo y en ningún caso espera ya que la organización terrorista vaya a anunciar su renuncia a la violencia, que sería la única posibilidad de volver a recuperar el proceso de paz.

La pregunta entonces sería por qué desde el Gobierno se han hecho en las últimas semanas movimientos que pudieran verse como gestos hacia ETA o Batasuna. Dichas fuentes explican que se trata de restar en lo posible base social a la organización terrorista y que su entorno no pueda argumentar que existe inmovilismo por parte del Ejecutivo.

Desde La Moncloa se pretendía dejar claro en el País Vasco que si no ha habido paz es porque ETA no ha querido, al poner fin a una oportunidad histórica. Esa es la idea clave, según dichas fuentes, porque el objetivo es que, si no se logra el final del terrorismo, al menos, que se reduzca esa base social, y ETA camine hacia la grapización, es decir, un grupo alejado de la sociedad vasca.

Hay una referencia histórica ya en cómo Batasuna, con el nombre que tenía entonces, salió de la ruptura de la tregua y las negociaciones de 1999 con un descenso espectacular de votos que se manifestó en aquellas elecciones autonómicas. De la reacción a la ruptura de aquella tregua surgió con fuerza Aralar, formación abertzale, pero alejada de la violencia. Esa situación se ha tenido en cuenta ahora por los responsables de La Moncloa.

El Ejecutivo ha detectado ahora una enorme corriente de rechazo en el entorno de la izquierda abertzale hacia la decisión de la organización terrorista ETA de romper el alto el fuego con el atentado de Barajas el pasado 30 de diciembre y pretende rentabilizarle.

La crítica y la posible retirada de apoyo social es aún mayor que la de 1999 porque había más esperanzas de paz y porque, siempre según la versión oficial, se ha percibido que es ETA quien ha roto y Zapatero sí estaba dispuesto a avanzar hacia la paz, aun a costa de mantener la presión del Partido Popular y ver manifestaciones en la calle. Es decir, el Gobierno cree que incluso en esa izquierda abertzale se ha visto a Zapatero con mejor actitud que a ETA y Batasuna. El mensaje que el Gobierno cree que ha calado en el País Vasco es el de que nunca habrá una oportunidad como ésta y ETA ha acabado con ella.

Por eso, cree que Aralar se reforzará el 27 de mayo con muchos sufragios contrarios a la violencia y a la ruptura de la tregua, especialmente en Navarra donde recogerá casi todo el voto de Batasuna.

Esos apoyos podrían traducirse en la presencia de Aralar, integrada en la coalición Nafarroa Bai, en el Gobierno navarro y de la diputada Uxue Barco en el Ayuntamiento de Pamplona.

El Gobierno asegura que ha recibido desde la cúpula de Batasuna multitud de mensajes de petición de ayuda para desvincularse de la presión de la organización terrorista y ha percibido la existencia de sectores en ETA críticos con esa ruptura del proceso por parte de la banda.

Lo que ha intentado el Ejecutivo, siempre según esta versión oficial, es fortalecer esa opción para restarle apoyo social y político y no dar argumentos a ETA. Se trataba de fortalecer a los políticos y restar argumentos de victimismo a los que mandan en ETA. En esa estrategia se inscribirían actuaciones como la de evitar la muerte de Ignacio de Juana Chaos con la concesión de prisión atenuada y el episodio de Arnaldo Otegi.

Dicho de otra forma, la muerte de De Juana hubiera dado argumentos a ETA y se lo hubiera puesto muy difícil a Batasuna.

El problema es que, finalmente, los dirigentes de Batasuna, con Arnaldo Otegi y Rafael Díez Usabiaga, entre otros, no han sido capaces de nuevo de arrastrar a la izquierda abertzale a la legalidad y desmarcarse de la organización terrorista, tal y como sostienen en privado.

La situación objetiva es, por tanto, que Batasuna no ha conseguido dar ese paso que le permitiría presentarse a las elecciones municipales y forales del 27 de mayo. Se ha limitado a hacer gestos que, sin el atentado de Barajas, hubieran supuesto pasos importantes, pero que después de ese doble asesinato son insuficientes, según el análisis del Gobierno.

El Ejecutivo prevé algún paso más de ese tipo en los próximos días, pero ya es inevitable que se les impida presentarse a las elecciones en aplicación estricta de la Ley de Partidos.

El Gobierno dice estar decidido a impedirlo y a extremar la vigilancia sobre las agrupaciones electorales, candidaturas locales o listas blancas. No obstante, da por hecho que alguna se colará inevitablemente, como le ocurrió al Partido Popular en 2003.

El escenario se completará, según el análisis del Gobierno, con ETA intentando hacerse presente con atentados que se extenderán a métodos tradicionales como las campañas de verano. En todo caso, si se cumplen los objetivos del Gobierno, ETA reaparecerá con una base social reducida al mínimo por haber puesto fin precipitadamente a una oportunidad histórica que difícilmente se repetirá.

Todas las fuentes del Ejecutivo consultadas por este periódico niegan haber asumido compromisos con la organización terrorista y menos por escrito.

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