BERLIN. - «Los acontecimientos en España están pulverizando todos los registros». Con esta frase, preludio de un largo reproche plagado de duras acusaciones, se estrenó ayer en Berlín, en los actos conmemorativos de los 50 años del Tratado de Roma, el líder del PP, Mariano Rajoy.
Para el presidente de los populares, que apenas encuentra ya frases efectistas con las que definir la acción del Ejecutivo socialista, la situación puede resumirse en una sola afirmación: «Zapatero gobierna contra la ley».
El caso de De Juana Chaos, y ahora la absolución de Arnaldo Otegi, con el consiguiente revuelo judicial y ciudadano, son dos de los pilares en los que se fundamenta la frase de Rajoy, pero no son los únicos porque ayer el líder del PP aprovechó para sacar otros a colación, como por ejemplo, el «espectáculo grotesco» que ha proporcionado España en relación con la polémica y ya múltiple OPA sobre Endesa.
En opinión del presidente del Partido Popular, el Gobierno ha actuado «contra la ley» en el caso de Otegi, tal y como mantiene, aseguró, la propia Audiencia Nacional. «La soledad del Gobierno es cada vez mayor», afirmó Rajoy, quien añadió, además, que la posición del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, «es insostenible» porque, en su opinión, «no ha actuado en defensa de la ley, sino en defensa clara de los intereses del Gobierno». Rajoy no llegó a pronunciar la palabra expresamente, pero a todas luces estaba pidiendo la dimisión inmediata de Conde-Pumpido cuando aseguró que «el fiscal general no debería seguir en su puesto».
«La gente no entiende nada de lo que está pasando», aseguró, en referencia al desconcierto que ha sembrado en la opinión pública la atenuación de prisión concedida al etarra Iñaki de Juana Chaos y a la retirada repentina de las acusaciones que pesaban contra el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi.
«No hay ningún argumento jurídico, absolutamente ninguno», afirmó Rajoy, «que explique por qué de repente se pasa de una acusación que pide 15 meses de prisión para Otegi a la retirada de la misma y a la total absolución». «El Gobierno», volvió a repetir, «está contra la ley y en soledad. En su agenda política sólo hay dos asuntos: implorar un comunicado de ETA que le permita salvar la cara e intentar demonizar al Partido Popular». «Esto último», añadió, «este intento por que nos radicalicemos, no lo van a conseguir».
Zapatero, aseguró a continuación, «toma decisiones que cambian las reglas del juego; en su desesperación rompe los nexos que nos han unido a los españoles desde la etapa de la transición». Rajoy enumeró en este sentido, la reforma estatutaria que, en su opinión, rompe el modelo de Estado; la quiebra del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que propuso en su día Zapatero, y el afán por el «revisionismo histórico».
En su intervención, el líder popular también respondió a las palabras del ex presidente del Gobierno, Felipe González, para quien «España vive un debate político prebélico». Rajoy insiste en que en España «no hay debate ideológico» de ningún tipo, ni tampoco «crispación entre los ciudadanos», sino más bien «indignación de éstos frente al Gobierno». Y todo esto se debe, según dijo, a que Zapatero «ha roto todos los consensos básicos de España», aquéllos, añadió, que respetaron «Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar».