IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal
ROMA.-
«Bajo las condiciones demográficas actuales, Europa corre el riesgo de pasar a la Historia». Ése es el alarmante mensaje que Benedicto XVI lanzaba ayer a los obispos europeos reunidos en un Congreso en conmemoración de los 50 años de la firma del Tratado de Roma, subrayando que, de mantenerse las actuales tendencias poblacionales (caracterizadas por una baja natalidad y una fuerte tasa de inmigración), Europa se enfrentará a graves riegos para su crecimiento económico y para la «cohesión social».
El Papa tuvo palabras muy duras para los gobernantes de la UE, a los que acusó de olvidar los valores cristianos. Y advirtió de que renegando de sus raíces cristianas Europa se arriesga a «hacer apostasía de sí misma, antes que de Dios». Por ese motivo el Pontífice hizo un llamamiento a los «gobiernos de la UE» para que no dejen de lado el cristianismo en la «construcción de la casa común europea». En ese sentido se pronuncia un documento sucrito por los obispos europeos y que Prodi se ocupará hoy de entregar a los otros jefes de Estado en Berlín. En él los obispos critican con dureza las decisiones tomadas por las instituciones comunitarias en materia de embriones y de familia, reivindicando asimismo el reconocimiento de las raíces cristianas.
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