¿Debe hacer autocrítica el PP por su respaldo a la Guerra de Irak?
SI
Lo malo de estar siempre haciendo declaraciones es que de vez en cuando dices cosas rarísimas. Le pasó el otro día a Angel Acebes, cuando le preguntaron por la autocrítica que había hecho sobre Irak Jaime Ignacio del Burgo, activo diputado del Grupo Popular:
- Del Burgo -dijo Acebes- no es miembro del Partido Popular, es miembro de Unión del Pueblo Navarro.
Vaya por Dios. El secretario general olvidó que Del Burgo pertenece al Comité Nacional de su partido, que el PP navarro se diluyó en UPN hace 17 años y que cuando en el mapa autonómico de la web de Génova pinchas Navarra te manda directamente a UPN. Su afán por marcar distancias puede provocar equívocos. Alguien podría pensar que el PP no es una organización tan española como la pintan: «Ni siquiera cubre todo el territorio, ya ves lo que dice Acebes... lo de Navarra es otra cosa».
Dejando aparte ese riesgo, el desmarque acebeo conlleva un error de bulto: pretender atajar por las bravas cualquier atisbo de autocrítica en relación con la Guerra de Irak. Esa guerra no es cosa del pasado, como quisiera Acebes, ex ministro del Interior y actual secretario general del partido. No, el conflicto sigue ahí: con sus disparos, sus decenas de civiles muertos a diario, sus atentados, sus ejecuciones y sus morteros, incluso en las zonas más seguras: que le pregunten al pobre Ban Ki-Moon.
Ya no vale negar la evidencia. Han dejado el país hecho un desastre. Se equivocaron los halcones americanos cuando planificaron la invasión y se equivocó la gaviota del PP cuando Aznar la disfrazó de halcón. Fue un error poner los pies sobre la mesa, fue un error la foto, fue un error el «créame, hay armas de destrucción masiva» y fue un error lo del 11 de Marzo, cuando Aznar dejó a Acebes sólo ante el peligro, hablando y hablando de ETA, en lugar de sacar pecho y, haciendo de la necesidad virtud, decirle a los españoles:
- ¿Ven ustedes como tenemos enfrente un enemigo feroz? Quizá ahora entiendan mejor mi política...
Se equivocó la gaviota, se equivocaba, y eso lo sabe todo el mundo en el Partido Popular. Negar esa equivocación y negar sus costes electorales no sólo es un error de cara al pasado: es un error de cara al futuro. Porque para curar una enfermedad primero hay que hacer un diagnostico preciso y para hacer un diagnóstico primero hay que estudiar la analítica. En lugar de salirse por navarras, Angel Acebes podría estudiar con atención los razonamientos de Jaime Ignacio del Burgo. O los de López Medel, otro diputado popular, en este caso de inequívoca pata negra. O los de Rosa Estarás.
O incluso los de Gustavo de Arístegui -con quien tengo el gusto de compartir hoy esta página y este debate-. La suya es una de las voces más convincentes del PP, con quien la palabra autocrítica adquiere sus más nobles dimensiones: defendió con energía la política que ahora, desde mi punto de vista, critica. Es verdad que es la suya una crítica tenue, parcial, matizada, pero en esos matices hay aspectos novedosos e interesantes.
De eso se trata. Yo no digo que deban tirarse ceniza sobre la cabeza, ni que deban pedir perdón, ni que deban convocar una manifestación a la moda, ni que deban escribir 100 veces en la pizarra «no volveré a invadir Irak», ni que deban aprenderse de memoria el artículo de Garzón que ofrece, por cierto, inquietantes elementos de reflexión.
Yo no digo, en fin, que el halcón deba convertirse en paloma. Pero ya es hora de que recupere, en este asunto y en todos los demás, el vuelo blanco y limpio de la gaviota. Llegará más lejos.
Carlos Santos es periodista y trabaja en los programas
Las Mañanas
y
El Navegador
de Radio Nacional de España.