Un bello desorden / EL MUNDO

El italiano quiso llevar el partido a su terreno. Sabía que a intercambio de canastas la ventaja siempre acababa favoreciendo al DKV Joventut. Que en los últimos enfrentamientos ese bello desorden que los verdinegros imprimen a su juego acababa por desquiciar a los jugadores de Unicaja. Por eso el técnico italiano instruyó a sus hombres para dormir el partido en el primer cuarto.Para renunciar descaradamente en el inicio a contraataques, a primeros tiros. No fue extraño que la primera canasta en juego visitante llegase cerca del minuto cinco y que nadie de los malagueños se inmutase cuando el luminoso señalaba un inicial 9-2.

Al DKV, en la primera parte, volvió a faltarle puntería desde el perímetro. Solo Rudy Fernández y de manera irregular conseguía anotar desde más allá de la línea de tres puntos reduciéndose la amenaza verdinegra al insistente trabajo de sus pívots Gaines y Betts. Unicaja aceleró su ritmo con la entrada en pista de Pepe Sánchez, con las primeras rotaciones. Consiguió adelantarse en el marcador gracias a un parcial de 0-9 y de pronto dio la sensación de nivelar la batalla física y empezar a mandar en cuanto al ritmo de juego. Con dos bases en pista alternaba el conjunto de Scariolo velocidad y pausa y conseguía dar los zarpazos necesarios para marcharse al descanso con una ventaja de seis puntos 36-42 tras un parcial de 19-28 en el segundo cuarto.

Pero tras el descanso la decoración cambió. Scariolo y sus hombres se descentraron y enfocaron su atención hacia los colegiados.El Joventut con Rudy por fuera y Gaines por dentro, comenzó a sentirse cómodo en un partido que se acercaba a ese estilo guerrero y desordenado del que son capaces de sacar lo mejor.

En el último cuarto Rudy se encargó de seguir liderando a su equipo y el DKV acabó arrollando a un Unicaja deprimido en el desenlace.

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