Lunes, 26 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6308.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Toros
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Con el conocimiento se acrecientan las dudas (J. W. Goethe)
 CIENCIA
MEDIO AMBIENTE / La estructura está ubicada en una reserva de los indios Hualapai, que esperan beneficiarse del turismo / Su altura es cuatro veces la de la Torre Eiffel
Un paseo de vértigo sobre el vacío del Gran Cañón
Esta semana se inaugura el mirador del río Colorado que los ecologistas consideran una «profanación»
PABLO PARDO. Especial para El Mundo

WASHINGTON.- La tribu Hualapai, de Arizona, cree haber descubierto la vía para salir del subdesarrollo: un paseo por el cielo. A partir de pasado mañana, quien esté dispuesto a pagar 74,95 dólares (56,44 euros) podrá pasear sobre el vacío del Cañón del río Colorado. Por ese módico precio, los turistas caminarán por Skywalk (literalmente, paseo por el cielo), un mirador en forma de herradura que se adentra 20 metros en el cañón. A sus pies, a través de un suelo transparente de 10 centímetros de grosor, quedarán 1.200 metros de caída hasta el río, una distancia equivalente a la de cuatro veces la altura de la Torre Eiffel.

Caminar por esa estructura es una experiencia «maravillosa», según el astronauta Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó la Luna. Aldrin está entre las personalidades a las que los hualapai invitaron el pasado martes a estrenar oficialmente el Skywalk, en un acto orientado a los medios de comunicación. Algo lógico, porque el objetivo del proyecto es abrir el sector oeste del Gran Cañón del Colorado a los aproximadamente 35 millones de turistas que cada año visitan la ciudad de Las Vegas, a 200 kilómetros del mirador.

El Skywalk está en Grand Canyon West, una reserva de 4.146 kilómetros -algo menos que la superficie de La Rioja- en la que viven los poco más de 1.000 hualapai que quedan en el mundo y que incluye 150 kilómetros del Cañón del Colorado. Hasta ahora, Grand Canyon West ha mantenido sus pinares -Hualapai significa precisamente el pueblo de los pinos-, sus gargantas, sus desiertos y su considerable porción del espectacular cañón fuera del desarrollo turístico. Pero el mirador puede cambiar eso para siempre. Ésa es la esperanza de los hualapai. Y el temor de algunos ecologistas.

Las razones por las que Grand Canyon West se ha mantenido virgen se resumen en una sola palabra: subdesarrollo. Las 1.400 personas censadas en la reserva viven en condiciones más propias de América Latina que de EEUU, sobre todo desde que en 1979 una nueva autopista hizo que los automovilistas dejaran de utilizar la mítica Ruta 66, que atravesaba la reserva y era la mayor fuente de ingresos de los hualapai.

Hoy, la renta per cápita de la tribu es de 5.087 euros, lo que la sitúa en un nivel similar al de Argelia, Perú o Uruguay. La tasa de paro alcanza el 50% de la población activa. Un estudio realizado en 1994 por la Universidad de Tucson descubrió que el 43% de las mujeres hualapai consumían alcohol a diario, frecuentemente como sustituto de la comida. De hecho, el mayor acontecimiento cultural de la tribu es el Festival de los Sobrios, que se celebra en junio y cuya principal actividad es lograr que los indios estén dos días sin tomar alcohol.

Toda esa miseria está a menos de dos horas en coche de Las Vegas, la ciudad de EEUU cuya población crece más rápidamente. Y es a los casi dos millones de habitantes de Las Vegas a quienes los hualapai ofrecen el mirador. La tribu espera que la herradura de 500 toneladas colgada sobre el Gran Cañon multiplique el número de visitantes de su reserva, que ya recibe más de 300.000 turistas anuales.

Skywalk -que va acompañado de un centro de visitantes, campos de golf y, en el futuro, un teleférico- ha enfurecido a algunos defensores del medio ambiente. Robert Arnberg, ex director del Parque Nacional del Gran Cañón -situado exactamente frente al mirador- lo ha calificado de «profanación». Kieran Suckling, del grupo ecologista Centro para la Diversidad Biológica, ha declarado a Los Angeles Times que el mirador «es parte de un proyecto para convertir al Gran Cañón en un centro turístico hortera». En realidad, el Gran Cañón ya es, al menos en parte, un centro turístico hortera. Y, precisamente, en su parte protegida: el Parque Nacional del Gran Cañón recibió el año pasado más de 4,5 millones de turistas. Ahora, la tribu Hualapai ha decidido que ya es hora de que a ella le toque una parte del pastel del río Colorado.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
 publicidad
Haz Click Aquí
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad