La expectación levantada ante un posible mano a mano entre Valentino Rossi y Dani Pedrosa en la, a priori, carrera estelar de la jornada, se transmutó en decepción. Nunca llegó a producirse y los focos terminaron apuntando en otra dirección. Es cuestión de tiempo, pero ayer el camino lo mostraron los pilotos de 250 cc, los que tienen nombres y apellidos españoles. El cuarto de litro se convirtió en el plato fuerte de la jornada, una cilindrada que promete duelos estelares y emoción hasta la última curva entre los nuestros. Las gradas del circuito de Jerez, atestadas ayer por más de 132.000 espectadores, clamaban y vibraban a cada vuelta, en cada adelantamiento.
Comandada la categoría con mano de hierro por Jorge Lorenzo, el vigente campeón del mundo no está dispuesto a que nadie le haga sombra y le robe la corona. No quiere presencias molestas que le hagan meterse en más de un lío y complicarle la vida, como en el tramo intermedio del pasado curso. Ayer supo esperar su momento con paciencia y una calma cerebral que demuestran que el pupilo de Dani Amatriaín ha alcanzado la madurez. Atrás quedaron sus recitales impetuosos.
Tranquilidad.
«No voy a ganar todas las carreras, en alguna tendré que fallar. Lo que quiero realmente es ganar el Mundial, no sólo carreras», afirmó ayer, convencido de sus palabras y de sus actos.
Partía desde la pole, la segunda consecutiva en la presente temporada y la duodécima desde su llegada al cuarto de litro, para realizar una buena salida que le mantuvo en cabeza hasta el primer viraje. Como vio que sus rivales se le pegaban a la rueda, tomó la decisión más sabia. Los dejó pasar poco a poco para descolgarse hasta la cuarta plaza, un puesto cómodo que le permitía controlarlos desde cerca, muy cerca. Por delante, Dovizioso, Bautista -segundo ayer, en la primera carrera que consigue concluir desde su debut esta temporada en el cuarto de litro- y Barberá bregaban por la cabeza de la carrera, por situarse en primera posición para intentar la escapada. Ninguno lo consiguió y el ex compañero de Lorenzo fue el que salió peor parado, después de caerse a 10 virajes para la conclusión.
Tras la autoexclusión de Barberá, el vigente campeón del mundo decidió iniciar el ataque cuando los neumáticos comenzaban a flaquear. A todos, menos a él, que se había reservado para el asalto final. «Ya ni me acordaba de estas peleas, como cuando corría en 125. Se me había olvidado hasta pasar a la gente. Hoy [por ayer] lo he vuelto a recordar y he pilotado como un guerrero. Si no hubiese ganado esta carrera, la verdad es que estaría bastante decepcionado después de haber dominado con solvencia los cuatro entrenamientos. Si hubiese perdido aquí estaría muy enfadado», explicó.
Pero sólo necesitó cuatro vueltas para marcharse, cuatro virajes arriesgados en los que se sucedieron los adelantamientos y en los que la grada se puso en pie cuando, en una apurada de frenada espectacular en la curva Dry Sack, Bautista superó por el interior y de una tacada a Dovizioso y a un Lorenzo que terminó por marcharse para plantar su bandera en el nuevo territorio conquistado, una tierra en la que ya disfrutó la pasada temporada de tan privilegiada plaza y que le convierte en el único piloto español que ha ganado dos años consecutivos en Jerez.
«Se me ocurrió la idea de la bandera porque como todos los pilotos de 250 cc quieren conquistar el título que está en mi poder, yo clavaré mi bandera en cada país que conquiste a lo largo de la temporada», explicó sobre su original celebración en la curva Peluqui. El próximo territorio a conquistar pasa por Turquía, un circuito en el que el pasado año no consiguió concluir la carrera tras ser arrollado por Shuhei Aoyama.
«Ahora tengo la madurez suficiente para esperar mi momento, que normalmente es a partir de la duodécima vuelta [ayer fue en la decimosexta], cuando se desgastan los neumáticos», comentó sobre la frialdad mostrada en el primer tramo de la disputa, antes de pasar a explicar el duelo intenso mantenido con Dovizioso y Bautista: «Tengo una moto que va muy bien en las curvas rápidas, es muy estable, pero en las frenadas me cuesta un poco. Con Andrea me he divertido mucho, porque él me pasaba en la última curva y luego yo a él en la primera».
Todo ello sin olvidarse del accidentado Roberto Locatelli: «Está en un momento bastante delicado y espero que se recupere pronto para volver a ofrecernos grandes carreras, como antaño».