En esas 14 milésimas, el mismo número que luce el de Aprilia en su carenado, se concentró toda la emoción del octavo de litro, ya que el resto de la carrera estuvo marcada por la monotonía. Para el pobre Mattia Pasini, que el sábado logró una meritoria pole position, ayer fue un día nefasto. Unos problemas mecánicos en la vuelta de calentamiento le obligaron a cambiar de moto y a partir desde la última plaza de la parrilla. Para más inri, el italiano, que en la primera vuelta ya se había colocado décimo, arriesgo tanto que rodó por los suelos en la segunda, en un choque con Bradley que acabó con el británico subido en la montura del transalpino. Toda su frustración se resumió en el tremendo puñetazo que dio a una de las mesas del box del equipo Polaris World cuando todas las esperanzas ya se habían desvanecido para él.

Sorpresa.

Mientras, sus rivales en un Mundial mucho menos abierto de lo que se esperaba, se veían sorprendidos por la extraordinaria salida de un genio en proyección. Pol Espargaró está llamado a la gloria. El quinceañero, cuyo hermano mayor Aleix está compitiendo en el Mundial de 250 cc, deslumbró al colocarse segundo en el arranque y, aunque no aguantó mucho en una posición que dentro de unos años sólo será un fracaso para él, al final de la carrera obtuvo un fantástico cuarto puesto, el mejor de su cortísima experiencia.

Talmacsi sólo tenía en su mente lo que le ocurrió en Losail, así que pretendió no tener rivales que le jugaran una mala pasada en la lucha por la victoria. Pero sus intenciones de escapada se vieron frustradas por Lukas Pesek, que dejó atrás a un Faubel con muchos problemas y se pegó al húngaro a falta de nueve vueltas. Y, también con el pensamiento puesto en el anterior gran premio, el piloto checo optó por no pasar al pupilo de Aspar. Se puso a rueda, a estudiar cada movimiento de su oponente. La situación se volvió por momentos ridícula cuando una mala trazada del húngaro fue desaprovechada intencionadamente por su perseguidor: los dos líderes de carrera renegaban de un primer puesto con aroma de fracaso.

Y los temores de ambos se cumplieron. Finalmente fue Pesek el que entró, muy a su pesar, por delante tras la última curva. Llegó con algo de ventaja, pero el piloto del equipo del futbolista del Milan Clarence Seedorf cometió un error fatal: se abrió demasiado, incluso pisando el piano, lo que aprovechó Talmacsi para conseguir tres cosas de golpe: sacarse la espina personal que tenía clavada desde dos semanas atrás, estrenarse en el magnífico escenario de Jerez y, de paso, colocarse líder del Mundial en la segunda prueba del calendario.

Héctor Faubel sólo pudo ser tercero, aunque luego explicó los motivos por los que estuvo lejos de la pareja de cabeza. «La moto no iba bien del tren delantero, el neumático deslizaba mucho y yo creo que el problema ha estado en los entrenamientos que perdí, que condicionaron ya el fin de semana», dijo resignado el valenciano, que ahora ocupa la segunda plaza de la general del Campeonato del Mundo por detrás de su compañero en el Bancaja Aspar Team. «Ha aparecido Corsi como un loco, me ha tocado, me ha sacado fuera y me ha hecho perder un par de posiciones al pasarme Gadea y Espargaró», se lamentó Faubel.