Lunes, 26 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6308.
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MOTOCICLISMO
Un piloto abonado al infortunio
ISIDRE ESTEVE, GRAVEMENTE HERIDO EN LA BAJA ALMANZORA, YA SUPERO ACCIDENTES MUY APARATOSOS «ES TOZUDO Y NO TIENE MIEDO», ASEGURA NANI ROMA, EX COMPAÑERO EN EL DAKAR
DAVID BRUNAT

BARCELONA.- Una piedra maldita enterrada en el lecho resquebrajado de un riachuelo seco de Almería truncó la salud y las ilusiones de Isidre Esteve, uno de los grandes del motociclismo español. Iba en cuarta velocidad, «a unos 80 ó 90 kilómetros por hora», según indicó su mecánico, cuando su rueda trasera impactó violentamente en la roca y salió despedido a varios metros, con el infortunio de caer en una mala postura en un lugar pedregoso, de dureza extrema. Es la última caída de Esteve, un piloto abonado a los accidentes más aparatosos en los momentos más inoportunos. Si se confirman los pronósticos médicos, no habrá ocasión para que el ilerdense (Oliana, 1972) vuelva a montar en una motocicleta para ganarse una porción de gloria y para jugarse, una vez más, su integridad física.

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«Es un piloto con mucho corazón, sin miedo, muy trabajador, tozudo, siempre lo da todo para conseguir lo que se propone», le define Joan Nani Roma, compañero de Esteve en el equipo oficial KTM durante tres temporadas y, anteriormente, también en diversos campeonatos españoles de enduro. «En los últimos años había mejorado mucho técnicamente. Tenía una forma de correr un tanto peculiar, es menudo y le costaba más manejar la moto, pero a base de trabajo se había puesto las pilas y en los últimos Dakar demostró que podía estar entre los mejores». Esteve cosechó su mejor resultado en 2001, cuando llegó cuarto al Lago Rosa de la capital senegalesa. Ha disputado nueve ediciones de la prueba, todas desde 1998.

Esteve tiene la etiqueta en el pelotón de los raids -y en consecuencia también en la expedición del Dakar- de piloto aguerrido, valiente como pocos, que hace de la conducción extrema su tarjeta de presentación, que a cada etapa lanza la moneda al aire en busca de la cara. Le salía con mucha frecuencia, porque su calidad a los mandos de una moto es enorme, pero en los días en que sobre el suelo aparecía una cruz, las consecuencias para el ilerdense eran fatales. Es el riesgo de arrojar un plus de temeridad -que en los raids ya de por sí es muchísima- para codearse con la élite mundial de la especialidad.

Cuando sale la cruz sucede como en el Dakar de 2006. Un estrepitoso accidente a su paso por Mauritania obligó a un equipo médico de la capital, Nouackchott, a extirparle el bazo. Aquel accidente que casi le cuesta la vida era el segundo que sufría en esa jornada. Había tenido uno antes, pero su tesón y capacidad de sacrificio le hizo retomar la moto y llegar a la meta. Aspiraba a alcanzar el liderato de la carrera. O en 2001, cuando fue sometido a una operación de rodilla tras otro accidente en el Dakar.

«Sí es cierto que Isidre iba muy fuerte», admite Roma, «pero todos, en algún momento o otro, hemos pasado los límites. Su problema es que sus peores caídas han ocurrido en momentos decisivos». ¿Cómo no va a ser tozudo y valiente un piloto que después de «casi quedarse», como afirma Roma, en las dunas mauritanas, dice que quiere volver a competir cuanto antes? «Es un auténtico apasionado. Todos los somos, pero los esfuerzos de Isidre en sus inicios para correr el Dakar fueron enormes», recuerda el campeón de 2004.

Muchos de sus amigos y compañeros acudieron ayer al hospital de la Vall d'Hebrón, en Barcelona. Isidre es un tipo que se hace querer. Bien lo sabe Marc Coma, su íntimo amigo, quien no tuvo fuerzas para valorar la situación. «Es introvertido, a veces parece que tenga un carácter peculiar, pero es un compañero excelente», advierte Roma.

El doctor de confianza de muchos pilotos de raids, Xavier Mir, atendió ayer a Esteve. El piloto, en una muestra de su personalidad, le pidió tres cosas: «Me dijo que quería saber la verdad, en segundo lugar me dio las gracias por estarle esperando un domingo, y tercero que se le explicara todo con tacto a su familia. Imagínese qué tres comentarios», afirmó Mir en Catalunya Ràdio.

Roma se aferra a la esperanza: «El único consuelo es que Isidre tiene una mentalidad muy fuerte. Él no se va a hundir, eso lo puedo asegurar. En cuanto pueda se meterá en el gimnasio para empezar a recuperarse. Es una suerte que sea así».

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