BERLIN. - Zapatero optó ayer desde Berlín por hacer un llamamiento en favor de la «máxima cautela» en relación con los nuevos pasos que dé el mundo abertzale y la banda terrorista ETA y rechazó situarse en el terreno de las hipótesis y los escenarios de futuro. Para el presidente, la tensión -que no «crispación»- que se vive en España tiene un solo responsale: el Partido Popular, a quien acusó de «enfrentarse al Gobierno mientras el Gobierno se enfrenta a ETA».
El presidente, durante una charla sin micrófonos con los periodistas, se refirió en varias ocasiones a la «prudencia» que debe demostrar el Gobierno en un momento como el actual. En este sentido, aseguró «no deber, ni poder ser explícito» acerca de las intenciones de la banda; de la posibilidad de que en breve, incluso, haga público un nuevo comunicado; de la eventualidad de que éste no sea en absoluto positivo y, ni siquiera, de si existen perspectivas de que Batasuna presente su candidatura a las elecciones autonómicas del 27 de mayo.
Zapatero renunció a pronunciarse sobre estas cuestiones amparándose en la «cautela» y reiterando que «la violencia y el terror no tienen ninguna cabida ni futuro porque son una lacra y una rémora intolerable» y, por ello, añadió, «el único fin por el que trabaja el Gobierno es para prevenirlo, combatirlo y terminarlo».
En su opinión, en España «no hay crispación, sino un estilo de hacer oposición» por parte del PP, que «eleva el tono y no acepta las críticas» y con su actitud genera «tensión». «Esto es lo que ha cambiado en España», dijo el presidente, quien además, aprovechó para anunciar que el Gobierno dará una «explicación intensa» de su política antiterrorista al final de la legislatura y ése será el momento en el que analizará hasta dónde el PP con su actitud «ha dificultado» la acción del Ejecutivo en busca de la paz. «Ahora», añadió, «la confrontación no favorece a quien tiene la responsabilidad constitucional de luchar contra el terrorismo porque el enfrentamiento pone en riesgo esa lucha».
Un distanciamiento que quedó patente también ayer en Berlín entre el presidente y el líder de la oposición. Aunque ambos se alojaron en el mismo hotel, no cruzaron palabra alguna, ni siquiera para intercambiar un saludo de cortesía.
También se le preguntó al presidente acerca de la decisión de la Fiscalía de retirar su acusación por enaltecimiento del terrorismo contra el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi: «Creo», dijo Zapatero, «que es un error desde la responsabilidad política, siendo Gobierno u oposición, entrar a suplantar el papel del fiscal o del juez».
Ante la posibilidad de que Batasuna se presente a las elecciones municipales de mayo, Zapatero insistió en que el Gobierno «va a cumplir y a hacer cumplir, en su letra y en su espíritu, la Ley de Partidos» que, recordó «sigue en vigor con todas sus consecuencias y toda su fuerza».
Sin embargo, también recordó que existe «un terreno en la aplicación de la ley que tiene unos límites interpretativos», dentro de cuyo margen se puede actuar a la hora de autorizar o no la inscripción de un partido en el Ministerio del Interior. «No vamos a anticipar hipótesis», repitió, «vamos a ver qué candidaturas se presentan, en qué condiciones y hasta qué punto caben o no».
Zapatero se expresó así cuando se le recordó que en la Ley de Partidos no hay ningún artículo que exija el rechazo de la violencia como requisito para constituir una formación política. El presidente entonces precisó que se debe distinguir entre los trámites de inscripción en el registro de partidos y lo que establece la norma sobre formaciones ilegalizadas.