Fue el 1 de diciembre de 2001, en la manifestación encabezada por el hoy presidente Zapatero contra la reforma universitaria del PP. Hubo un grupo de incontrolados que al final la emprendió con los agentes, dos policías heridos en la calle Jacometrezo y una sentencia ejemplarizante: tres años y medio de cárcel para Manuel y Daniel y otras distintas condenas para dos manifestantes más.

Sería un episodio de libro de agresión a la autoridad si no fuera porque hay un puñado de piezas que, por más vueltas que le des, no casan: a) tres de los cuatro detenidos sostienen que no estaban en el lugar donde los policías fueron agredidos, b) tres agentes dijeron haber arrestado a Manuel en tres sitios distintos y c) hay un coche policial -aportado como prueba-, cuyos daños, según consta en las diligencias previas, fueron ocasionados... al día siguiente, el 2 de diciembre, y a causa de... una colisión con otro vehículo.

En sentencia de octubre de 2005, el Juzgado de lo Penal número 17 de Madrid condenó a Manuel, Daniel, Israel y Marcos. Con tres años y medio para los dos primeros, uno y medio para el tercero y seis meses para el cuarto. Fueron acusados de cinco delitos de desórdenes públicos, cuatro de atentado a la autoridad y dos de lesiones. La vista por el recurso fue el pasado 23 de septiembre en la Audiencia Provincial.

Cierto es que hubo un municipal que recibió un ladrillazo en la cabeza que le produjo «traumatismo craneoencefálico» y que -a pesar de que las imágenes publicadas demuestran lo contrario- le atribuyen a Daniel. Cierto es que otro agente que fue a socorrerle dice que fue golpeado en un dedo por Manuel. Todo pasó en torno a las 15.55 horas, dice el fallo. Cuando éste, tal y como aseguran otros policías, ya había sido detenido hacía tiempo junto a Israel y Marcos.

Así han relatado qué pasó algunos agentes, que sitúan el apresamiento de Manuel hasta dos horas antes de la agresión a los municipales, cuando el estudiante de 1º de Ingeniería Técnica Agrícola iba con Marcos y ambos se encontraron con Israel. Resulta que éste estaba teniendo sus mas y sus menos con un secreta que se hacía pasar por fotógrafo. Dada la trifulca, fueron todos trasladados a la comisaría de Leganitos.

«Hay una contradictoria flagrante», dice Juan de Lalama, letrado de Manuel e Israel. «Por un lado, la mitad de los agentes sostiene que mis defendidos fueron detenidos en el lugar de la agresión a los agentes. Por otro, la otra mitad asegura que los apresó antes».

El instructor del caso fue a la vez jefe del operativo policial y testigo. Algunos de los agentes que han declarado señalaron que los detenidos lo fueron de inmediato y otros en cambio que los siguieron antes.

Al menos cinco integrantes de las fuerzas del orden que detuvieron y testificaron contra los cuatro de la LOU en Madrid están encausados por abusos policiales y presuntas torturas a Sergio L. D. en Barcelona. Allí acudió el joven antiglobalización a protestar contra la Cumbre Europea del Banco Mundial, y salió denunciando una paliza: «Llegué a creerles cuando me decían que me tirarían por la ventana».

Dicen sus padres que Manuel, que dejó los estudios, se fue a limpiar chapapote del Prestige y que ha estado dos años de jardinero, no saca nunca del tema. Y que, cuando lo hace, es para dictar sentencia. Habla Paqui, su madre: «Dice que está en la cárcel antes de entrar».