Al pensar en ellos nos viene a la cabeza la imagen de niños con gorras, pantalones cortos y medallitas por todas partes, pero ésta es la imagen de un Boy Scout. Los scouts españoles, también llamados exploradores, se distinguen de los estadounidenses en todo menos en el nombre y en el fundador, Robert Baden-Powell. «El movimiento es el mismo, pero ellos no han evolucionado», comenta uno de los monitores.

Este año se cumple el centenario de la creación del Movimiento Scout en el mundo. En España comenzó un poco más tarde, en 1912. Y ya desde su fundación empezaron las diferencias. Una de las principales es que en España los chicos salen más cantarines. Desde hace años, se celebra el Festival de la Canción Scout. Ayer se festejó en Alcalá de Henares la vigésimo octava edición del certamen.

A los exploradores españoles les molesta especialmente que les confundan con los scouts que aprenden nudos marineros y reciben honores por realizar buenas acciones. Por esto, uno de los grupos que participó en el concurso lo quiso dejar claro con su indumentaria. Los Wanche salieron a cantar con una camiseta roja que rezaba: «Soy scout. No vendo galletitas. No recojo florecillas silvestres. No cazo con mis manos desnudas. No desfilo. No soy de una secta. Y no critico lo que desconozco».

El acto, que se empieza a preparar en verano y se celebra en marzo, es uno de los más esperados por los chavales. Ellos mismos componen las canciones y las escenifican como mejor saben para conseguir el ansiado primer premio que les da el pase a la participación en el festival federal.

El espectáculo, que tuvo lugar en la plaza de toros de Alcalá de Henares, comenzó pasadas las 11.00 horas, pero los chicos ya venían calentando las voces desde antes de las 9 de la mañana. La fiesta comenzó en Atocha. El Festitrén -un tren reservado únicamente para ellos- trasladó a cerca de 600 exploradores. En Alcalá se juntaron más de 1.000.

En la misma estación ya se distinguían los grupos. En círculos, castores, lobatos, scouts, escultas y rovers -los sectores en los que se dividen los scouts, entre los 6 y los 21 años- ensayaban con los monitores y demostraban a los demás que su equipo era el mejor.

Todos guardaban la esperanza de llevarse la victoria, pero el grupo ganador fue el Buen Consejo, del distrito de Tetuán, con Hay nubes.

Casi nadie llevaba el atuendo completo. Unos sólo el pañuelo, otros la gorra... Su forma de vestir ya marcaba la diferencia entre los grupos. Los de Carabanchel llevaban camisetas negras con el pañuelo encima y los del barrio de la Estrella respetaban el uniforme hasta en el pantalón corto. Pero su respeto por el movimiento y la promesa scout no variaba. «Me gusta ser scout»; «Aquí puedo ser yo mismo»; «Quiero ser explorador siempre, aunque dejara el grupo no dejaría de serlo».

Ser scout no significa necesariamente ser católico. Una rama sí lo son, los Scouts de Madrid. Los que ayer organizaron el certamen fueron los Exploradores de Madrid, «pluriconfesionales». Que los primeros se llamen scouts y los segundos exploradores es sólo una cuestión de rapidez hasta llegar al registro.

El objetivo de este colectivo es la «educación en valores como la solidaridad, la igualdad o la participación». El presidente de la Asociación de Exploradores de España, Borja Amador define el movimiento como una «escuela de ciudadanía que crea hombres y mujeres capaces de transformar el mundo y hacerlo mejor».

Con el tiempo quieren llegar a crear el Día del Orgullo Scout -nombre provisional-. Marcar en el calendario una fecha en la que reivindicar que «somos scouts y que no nos avergonzamos». De momento se centran en los festejos por el año del centenario. Ya preparan con ahínco la gran concentración del 1 de agosto. En Madrid será en la Plaza Mayor, pero en Egipto se concentrarán a los pies de las pirámides, en París en los Campos Elíseos, en Nueva York en lo que fue el World Trade Center...