ANTONIO GALA
Olvidando otros menores y más remediables, el más grave defecto que veo en este Gobierno es una especie de invalidez para prevenir, incluso para reaccionar, frente a los ataques de la oposición. Que son, la mayor parte de las veces, desaforados e injustos. El Gobierno debería contar, en sus distintos niveles, con personas apologéticas, didácticas y hábiles para adivinar y responder. Con precisión, desde luego, pero también con gracia, que es lo que le falta, y le ha faltado siempre, a la derecha. Sobre todo a ésta de ahora, campanuda y machacona. Porque un gobierno consiste en muchos actos; de diferente enjundia, por supuesto. Pero no hay que olvidar algo especial: la comprensión y la confianza y el abandono a él de los ciudadanos. Y tales sentimientos hay que ganárselos. Para eso se elige un partido.
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