ANGEL DIAZ
La recién firmada Declaración de Berlín, con la que la Unión Europea acaba de celebrar los 50 años del Tratado de Roma, no lo menciona, pero lo cierto es que el CERN fue una de las primeras iniciativas en impulsar la cooperación entre países de nuestro continente, cuando aún estaban abiertas las profundas heridas de la Segunda Guerra Mundial.
Esta aventura científica comenzó en 1949, cuando el Nobel francés Luis de Broglie propuso la creación de un laboratorio europeo de física de partículas. La idea caló hondo en una comunidad internacional necesitada de iniciativas comunes con las que afianzar la paz, y tres años después 11 países europeos daban su visto bueno a la creación del CERN, que sería inaugurado en Ginebra en 1954.
España es uno de los 20 países miembros del CERN desde 1983, aunque también lo fue temporalmente durante la década de los 60, para después salirse y volver a entrar de forma definitiva tras la consolidación de la democracia.
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