L. A. Enviado especial
CARTAGENA DE INDIAS. - El homenaje de ayer a Gabriel García Márquez tuvo también un par de expresiones físicas. La primera fue un fragmento de un documental dedicado a la obra y a la vida del escritor colombiano producido por Señal Colombia, la televisión pública colombiana. La segunda, una flamante edición de 'bajo coste' de 'Cien años de soledad' y tirada masiva (500.000 ejemplares para empezar) que, se espera, llegará a tantas estanterías, al menos, como las que ahora acogen los 'quijotes' de 2005, cuarto centenario de la novela de Miguel de Cervantes.
Víctor García de La Concha, director de la Real Academia Española, entregó un ejemplar de la nueva edición a García Márquez y presentó lo que el acto significa: 'Cien años de soledad' aparece ahora retocado por su autor y adornada por un buen número de artículos. Alvaro Mutis, Carlos Fuentes y Víctor García de la Concha firman algunos de los artículos incluidos en la edición.
El más deseado de todos los textos, sin embargo, lleva la firma de Mario Vargas Llosa, que presta un fragmento de aquella mítica 'Historia de un deicidio', el ensayo sobre García Márquez que el autor peruano envió al congelador cuando la amistad entre los dos grandes narradores del 'boom' latinoamericanos se fue misteriosamente al infierno para no volver en 100 años de lejanía, como poco.
Belisario Betancourt, presidente de Colombia entre 1982 y 1986, desentrañó en la tarde del domingo colombiana las claves de esta inesperada recuperación: «Alguien le preguntó a 'Gabo' si aceptaría que la edición incluyera un texto de Mario Vargas Llosa. Y 'Gabo' dijo: 'No tengo problema, pero yo no se lo pienso pedir'; después, alguien se dirigió a Mario y le preguntó si estaría dispuesto a ceder el texto para la nueva edición. Y Mario dijo: 'No tengo problema, pero yo no se lo pienso ofrecer'. Lo bueno es que no hizo falta que ninguno de los dos diera el paso».
«De modo que no crean que esta edición significa la reconciliación de García Márquez y de Vargas Llosa. Eso todavía está lejos, aunque algunos amigos comunes dicen que lentamente se van ablandando las posturas recíprocas», continuó Betancourt.
Todo, de hecho, tiene solución. Lo saben los miembros de la Asociación de Academias del Idioma Español, que en el curso del I Congreso del Idioma celebrado en Zapatecas (México), se encontraron con un 'incendio' ocasionado por un ponente que llamó a «jubilar la ortografía». Su nombre: Gabriel García Márquez.
Ayer, 10 años después, Víctor García de la Concha presentó una edición de 'Cien años de soledad' que, según aseguró él mismo, también el domingo, recibió las correcciones sintácticas, semánticas y ortográficas más minuciosas que ninguno de sus editores recuerde.
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