Martes, 27 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6309.
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'Lenin crucificado' y 'Cristo McDonalds' la arman en Rusia
La Iglesia Ortodoxa clama contra una exposición que reúne en Moscú arte prohibido desde la URSS hasta hoy
DANIEL UTRILLA. Corresponsal

MOSCU.- Como por arte de magia negra, las cabezas de los dioses comunistas y los iconos de la cultura popular norteamericana se han apropiado del cuerpo de Cristo y embozan los símbolos religiosos que cuelgan hasta el 31 de marzo en las paredes del Museo Sájarov de Moscú.

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La trinidad de círculos negros que componen la cabeza del ratón Mickey eclipsa el rostro de Jesús entre los apóstoles en El viaje de Mickey Mouse, de Alexander Savko, mientras que una efigie de Lenin se superpone al rostro de Jesucristo crucificado en una obra de los 80.

Éstas y otras variopintas transfiguraciones componen la exposición Arte prohibido bajo un marco común: todas fueron censuradas por galeristas durante el año pasado, muchas de ellas fueron denostadas por los poderes soviéticos y ahora todas son demonizadas sin excepción por la Iglesia Ortodoxa rusa, que tacha la muestra de «sacrílega». Es decir, que la censura existe más allá del espacio y del tiempo.

El maná de caviar que oculta la imagen de una Virgen con Niño en un típico icono de marco dorado, obra de Alexander Kosolapov (1995), amenaza con atragantársele a más de un pope. Sin embargo, la imagen más difícil de digerir para la Iglesia Ortodoxa quizá sea una composición de este mismo autor, fechada en el año 2000, donde el rostro de Cristo aparece junto a la marca de McDonalds y la inscripción This is my body (Éste es mi cuerpo). Siguiendo la misma lógica, su sangre debería ser Coca-Cola, pero el artista no se ha dejado tentar, no vaya a ser que lo crucifiquen.

«Esta gente es absolutamente inmoral», asegura el jefe para las Relaciones Internacionales del Patriarcado de Moscú, Vsiévolod Chaplin, al que la exposición le ha dejado mudo. «No me extrañaría que los creyentes ortodoxos presenten denuncias a la Fiscalía», añadió Chaplin, que tacha la muestra de «delito que deben atajar las autoridades».

Las obras de este revuelto iconográfico permanecen ocultas bajo un falso tabique y sólo pueden ser apreciadas a través de una mirilla, lo que acentúa la atmósfera de transgresión y voyeurismo entre los visitantes de la muestra, sólo apta para mayores de 16 años.

«El objetivo de esta exposición es analizar la pujanza de la nueva censura rusa en la esfera de arte», asegura a EL MUNDO Andrei Erofeev, artífice de la muestra. «En la época soviética existía el comité de censura y ahora existe la autocensura, es decir, que los dirigentes de los museos deciden ellos mismos qué tipo de pintura o de obras concuerdan o no con los tiempos que corren», explica.

La obra más moderna y que mejor simboliza a la Rusia de Vladimir Putin, autocomplacida por la bonanza de su sector energético, representa a una modelo duchándose con petróleo. Este fotomontaje de 2006 forma parte de una serie del grupo PG titulada Gloria a Rusia, en la que también se incluye la foto de un policía sodomizando a un subordinado.

Del grupo Nariz Azul destaca la foto de una terrorista suicida cubierta con su toga negra pero con las piernas descubiertas a lo Marilyn Monroe por un soplo no precisamente divino para la Ortodoxia.

En enero de 2004 una exposición similar en este museo titulada Cuidado, religión fue atacada por radicales ortodoxos. Un tribunal acusó a los asaltantes de vandalismo, aunque responsabilizó a los directores del museo por sembrar el odio religioso. En los últimos 15 años, tras la caída del comunismo, la Iglesia Ortodoxa se muestra celosa y susceptible ante las manifestaciones artísticas irreverente que laceran imágenes sagradas. «Imagino que ellos [los jerarcas ortodoxos] utilizan nuestra exposición para luchar contra la cultura contemporánea», se queja Erofeev.

«La censura existe en cualquier sociedad y no solamente en Rusia. Hay un ejemplo reciente en las caricaturas publicadas por aquel diario danés», puntualiza. Cabe preguntarse qué reacción habría suscitado esta muestra en el mundo musulmán si los artistas rusos hubieran manipulado la representación de Mahoma y no la de Cristo. Sólo Alá lo sabe.

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