Todo iba bien hasta que el sábado surgió la derrota en el lugar más inesperado, en Kazajstán, ante un rival que hasta ese momento jamás había ganado un partido oficial. El desastre y las primeras críticas llegan en la víspera de la prueba más dura para los serbios. Mañana llega a Belgrado la selección más en forma del continente, la subcampeona de Europa, la cuarta clasificada en el último Mundial, la escuadra que lidera Cristiano Ronaldo. Portugal puede comenzar a sepultar la ilusión serbia por acudir a la Eurocopa.

Pese a que Franz Beckenbauer comentó que Alemania era por fin la escuadra más poderosa tras su demostración de poder en Praga (1-2 a los checos), los vientos del fútbol marchan en otra dirección y señalan la ruta de Lisboa. Portugal presenta la mayor cantidad de talento por metro cuadrado, desborda calidad y ambición y, para colmo, mantiene el espíritu ganador inoculado por Luiz Filipe Scolari, el hombre que arrebató los complejos a un equipo que siempre se caracterizaba por su futbol tan estético como blando.

El sargento Felipao nunca se caracterizó por sus tendencias líricas. Hizo campeona del mundo a Brasil con una nutrida representación de centrocampistas de choque y con sólo tres jugadores capaces de desequilibrar, Rivaldo, Ronaldo y un Ronaldinho en formación. Sin enbargo, es tal la acumulación de ingenio y clase que se ha encontrado en un país que nunca pasó de potencia media, que incluso ha dulcificado sus propuestas y se atreve a sacar casi todos los lujos que han puesto a su alcance. Apetece ver a Portugal, a sus centrocampistas creativos, a sus extremos bien abiertos para multiplicar el campo de ataque, incluso a sus arietes escasos de gol, una de las pocas cosas que Scolari no ha podido cambiar. Portugal está de moda y si la Eurocopa se jugara el próximo mes, sólo habría un favorito claro.

Clemente se va a encontrar con un equipo que defiende con el cuchillo entre los dientes, con rigor y tensión, pero que sabe crear y abrirse cuando tiene el balón en su poder. Sus últimas demostraciones son una invitación a la retirada de sus próximos adversarios. Bélgica fue aplastada el pasado sábado con un rotundo 4-0 en el que participaron activamente las dos estrellas mediáticas, Cristiano Ronaldo y Quaresma. Pero el puñetazo sobre la mesa se dio el mes pasado, cuando un amistoso en Londres dejó a Brasil en la lona con un elocuente 2-0.

Scolari ha maniobrado con inteligencia para evitar daños en el proceso de relevo generacional que se ha llevado por delante a Figo, Rui Costa, Maniche o Costinha. Las nuevas generaciones marcan el paso, y ya se dejan ver. La factoría del Sporting ha aportado a Nani y a Moutinho, dos centrocampistas de 20 años, que pronto recalarán en Inglaterra o España. Junto a ellos se ha afianzado Tiago, ya jefe en el Olympique de Lyon. Y Deco es el gran capo. Arriba, Cristiano y Quarema crean y campan a sus anchas a base de caños, bicicletas, velocidad y talento, y siempre acompañan a un punta que, frente a los belgas, fue Nuno Gomes.

La zaga mantiene la jerarquía de Andrade y Ricardo Carvalho, y los reflejos del portero Ricardo como puntos de referencia. El equipo está muy hecho, es solidario y creativo y es capaz incluso de superar tropìezos como el 2-1 encajado en Polonia en uno de los primeros partidos de la fase de clasificación. Portugal ha sustituido su habitual languidez y melancolía por una férrea mentalidad germánica. Con el añadido de que no ha perdido fútbol en el camino hacia la madurez.

«No hemos ganado nada. Los portugueses deben recordar que éramos los favoritos en la final de la Euro de 2004 y que Grecia nos ganó bien. Al que levanta la cabeza se la cortan rápido», declaró Scolari antes del viaje a Belgrado. En realidad, su gran preocupacion es evitar la rumorología de fichajes en torno a sus estrellas. A Cristiano Ronaldo le ha recomendado que se centre y recuerde que tiene una oferta de renovación de su club, el Manchester. Y a Quaresma, que no se precipite antes de dejar el Oporto y que recuerde lo mal que lo pasó en Barcelona hace tres temporadas. Quiere a todo el mundo centrado para una gran misión. Ganar el primer título para Portugal.