J. T. D.
La operación diseñada por Enel y Acciona encierra tres grandes paradojas. Una: volverá a entrar capital público en una sociedad privatizada por el Gobierno en 1998. Dos: quien se hará con la participación mayoritaria de Endesa es una empresa extranjera, pese a los obstáculos interpuestos por el Gobierno a E.ON por ser, precisamente, foránea. Y tres: Enel integrará en Endesa su filial Viesgo, la empresa que compró en 2002 a la eléctrica presidida por Manuel Pizarro.
La sociedad cántabra, quinta eléctrica española, volverá a las redes de Endesa cinco años después de la desinversión. Claro que, para ello, tendrán que contar con el beneplácito del Tribunal de Defensa de la Competencia. No hay que olvidar que la integración de Viesgo eliminaría un competidor del mercado. Es más, si en su día el Gobierno del PP permitió a Enel la adquisición de la quinta eléctrica, fue porque la operación daba lugar un nuevo rival en el sector de la energía.
El acuerdo también prevé la creación de una empresa en la que Acciona y Enel colocarán todos sus activos de energías verdes. «La nueva sociedad será gestionada por Acciona, quien aportará su experiencia, dinamismo y liderazgo en el área de energías renovables», asegura el pacto. La constructora «tendrá, al menos, el 51% del capital, y Endesa el capital social restante».
La sociedad tendrá más de 13.300 megavatios de potencia instalada, 12.000 de los cuales eólicos. Además, contará con presencia en 24 países. En el supuesto de que el acuerdo se rompiera, lo más probable es que Acciona desgajara esta sociedad de Endesa, dejando el control del resto de activos de generación a Enel.
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