Caja Madrid alcanzó ayer un acuerdo con E.ON para «salvar» in extremis la oferta que la empresa ha hecho por Endesa y que, en su opinión, «garantiza el futuro» de la primera empresa energética española.
El pacto consiste en la cesión de los derechos económicos de las acciones en poder de la institución crediticia -105 millones de títulos, cuyo valor en el mercado asciende a 4.206 millones de euros- a la empresa alemana. Y en el mantenimiento, por parte de la caja, de los derechos políticos que le otorga el 10% de Endesa del que es titular.
La solución «imaginativa», tal y como la describen fuentes de la entidad, a la que ha llegado la caja que preside Miguel Blesa se formalizó en el consejo extraordinario que ésta celebró ayer y que contó con el respaldo unánime de todos sus miembros. En esa cita, Blesa consiguió el apoyo para realizar una operación de equity swap. O lo que es lo mismo, recibió luz verde para que, mediante el uso de un instrumento utilizado en el mercado de derivados, aparque las acciones de Endesa en E.ON durante, al menos, un periodo de dos años. Una vez vencido el plazo, el gigante energético se compromete a liquidar en metálico las diferencias de fluctuación que los títulos hayan tenido en el mercado. O bien a adquirir los mismos al último precio fijado por los alemanes en su Oferta Pública de Adquisición (OPA) y que asciende a 40 euros por acción.
En consecuencia, Caja Madrid decidió ayer «no acudir formalmente a la OPA formulada sobre Endesa, para reducir al máximo la posibilidad de que E.ON pueda desistir de la misma», tal y como informó la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Tal posibilidad generaría, en opinión de la caja, «un importante perjuicio para todos aquellos accionistas minoritarios que tenían intención de acudir a ella y una notable incertidumbre sobre el futuro de Endesa».
Fuentes del consejo, que descartan que el pacto pueda ser objeto de litigios en los tribunales por parte de Enel y de Acciona -«no somos un socio de Endesa beneficiado porque el precio acordado con E.ON es el que se ha señalado en la OPA y, por tanto, se actúa con transparencia», aseguran-, implica que la entidad tenga que renunciar, durante el tiempo de vigencia del pacto -puede ser inferior a dos años-, a los dividendos que proporcione Endesa, entre otros aspectos. Pero a cambio, E.ON se compromete a pagar un interés a la caja por tal cesión. Por su parte, Blesa logra mantener los derechos de voto en los consejos de la eléctrica «para colaborar con E.ON», así como en las juntas de accionistas.
Blindajes
Precisamente, su decisión de aplazar la venta del 10% de Endesa -las plusvalías ascienden a 2.100 millones de euros- hace que Caja Madrid actúe de contrapeso de Enel y Acciona que, a pesar de que su participación conjunta ronda el 50%, sus derechos de voto están limitados al 10%, puesto que en la compañía no se han eliminado los blindajes que tanto reclamaron Caja Madrid y su socio alemán. Precisamente, en la junta ordinaria que Endesa celebrará antes de julio está prevista la renovación de varios consejeros.
Además, Caja Madrid garantiza con esta medida el mantenimiento de su proyecto industrial en España -no desea segregar las distintas áreas de negocio- y el compromiso de que no trasladará la sede de Endesa fuera de Madrid.
Este último aspecto fue utilizado ayer por Blesa en el consejo para lograr el respaldo del resto de vocales, que se oponen a que la compañía tenga otro domicilio social. «La posición que ha tomado Caja Madrid garantiza el futuro de Endesa, su gobernabilidad, su integridad empresarial, el desarrollo del negocio energético de la eléctrica en el mundo y su actual sede en Madrid», apuntó Blesa en la cita.
El regreso del 'equity swap'
El pacto al que ha llegado Caja Madrid con E.ON ha vuelto a poner de moda uno de los instrumentos financieros más populares en la batalla por las eléctricas. Se trata de los 'equity swap', un producto extendido en el mercado de derivados y que es el medio al que recurren constantemente las grandes compañías en caso de necesitar grandes sumas de dinero para financiar adquisiciones.
El 'swap' no es más que un contrato por el que una empresa y una entidad bancaria se obligan a hacerse pagos recíprocos en plazos establecidos en un contrato. Existen numerosas modalidades, pero todos tienen como fin ayudar a las compañías a controlar sus costes financieros y a transferir determinados riesgos. Fue precisamente Caja Madrid quien usó esta fórmula de ingeniería financiera para adquirir su 10% de Endesa. Pero en la guerra energética que se libra en España ha habido más casos: Enel y Acciona también han recurrido al mercado de derivados para ejecutar sus compras. Y lo han hecho para evitar la adquisición directa de acciones en el mercado de valores. Por este motivo, las coberturas de estos contratos tienen sus detractores y son objeto de vigilancia por parte de los regulares.