MARCOS IRIARTE
BILBAO.-
Apenas estuvo 35 minutos dentro del Palacio de Justicia. Conocía el procedimiento a seguir y no se entretuvo: ignoró las preguntas de Foro Ermua y Dignidad y Justicia, tampoco contestó a las de Jone Goirizelaia y la fiscal, María Angeles Montes -porque no le formularon ninguna, lo mismo que el abogado de Patxi López y Rodolfo Ares- y se limitó a reconocer ante el juez que instruye su caso, Roberto Saiz, que para él no existe diferencia entre «izquierda abertzale» y «Batasuna» y, si existe, le da «igual».
Durante su primera declaración, el 31 de enero, el magistrado le llegó a plantear hasta en 25 ocasiones al lehendakari si se había reunido con Arnaldo Otegi, Joseba Permach y Juan Joxe Petrikorena en calidad de miembros de Batasuna, o si lo había hecho como representantes de la izquierda abertzale. Ibarretxe no despejó entonces las dudas de Saiz, pero ayer, después de que se haya ampliado la querella contra él por reunirse de nuevo con Otegi y Rufino Etxeberria tras el atentado de Barajas, Ibarretxe no tuvo ningún problema en dejar atrás el léxico ambiguo.
«Le he dicho [al juez] que, efectivamente, el 22 de enero me reuní con los líderes de la izquierda abertzale o de Batasuna, se llamen como se llamen, y que lo estoy haciendo en estos momentos, y que lo voy a seguir haciendo en el futuro. ¿Y todo por qué? Porque es la palabra que yo di a la sociedad vasca, y si algún día no puedo cumplir mi palabra, me iré a casa», proclamó frente al Palacio de Justicia de Bilbao, nada más salir de su segundo interrogatorio judicial.
«Obra de teatro»
El lehendakari explicó entonces que había dicho a Saiz «lo mismo» que le dijo durante su primera declaración, y aseguró «no entender» el caso abierto contra él por dialogar con la ilegalizada Batasuna. «Esto es una especie de obra de teatro sin pies ni cabeza», describió.
Ibarretxe volvió a esgrimir ante el magistrado su argumento de que las decisiones políticas pueden ser «controladas» y que él está «dispuesto» a que así sea, pero afirmó que ese control debe tener lugar en el Parlamento vasco, no en un juzgado: «No se puede controlar al lehendakari, políticamente, en una sede penal», dijo antes de ser interrumpido por los aplausos de los concentrados ante la sede del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.
El lehendakari volvió a utilizar su citación para defender el diálogo «con todos» y para resaltar el papel de interlocución del partido ilegalizado. Ibarretxe terminó su alocución agradeciendo su apoyo a los presentes, «con el corazón», e instándoles a «seguir trabajando» para «sacar adelante este país».
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