C. R. G.
MADRID.-
La rueda de prensa de ayer en la sede del PP fue la crónica de una batalla no por anunciada menos intensa. Los esfuerzos de Angel Acebes por aparentar normalidad a los dos días del boicoteo decretado a las empresas propiedad de Jesús Polanco no bastaron para aplacar la ansiedad informativa de sus medios, que acudieron a la cita con fuerzas redobladas.
Fue el periodista habitual de El País el primero en preguntar al secretario general. El número dos del PP le dio la palabra y contestó a un también habitual conjunto de preguntas entrelazadas que, contra toda costumbre, completó contestando a varias repreguntas.
«Yo le trato de contestar a todas sus preguntas, y le informaremos de las actividades del PP, pero nadie está obligado a ir a casa de quien le insulta, le agrede y le difama», dijo Acebes, quien calificó de «insulto grave a un partido democrático» el que, «ante sus accionistas», el presidente de Prisa llamara al PP «fascista y guerracivilista».
Acebes negó que miembros de su partido le hubieran trasladado su «preocupación» por la decisión tomada. En cuanto al deseo expresado por Alberto Ruiz-Gallardón de «solucionar» el asunto «cuanto antes», puso una única condición: la rectificación de Polanco de sus propias palabras. «Con que diga que el PP es un partido democrático que no busca la guerra entre españoles, bastaría», aseguró.
Acebes reclamó un cambio de tercio, pero un periodista de la Ser pidió turno e inquirió a Acebes sobre una pregunta de su compañero que consideró no contestada. En ese momento, dos periodistas de El Confidencial.com y Época se levantaron para protestar, según explicaron, por que los medios de Prisa coparan la rueda, y salieron de la sala. En medio de la confusión, Acebes aceptó contestar a la Ser. «Si no le doy la palabra, van a decir que estamos en contra de la libertad de expresión», afirmó, antes de contestar a una segunda pregunta.
Desde Berlín, Rajoy insistió en que Polanco rectifique. «Quien ha iniciado todo esto sabrá lo que tiene que hacer. Respeto el derecho a informar, pero tengo derecho a defenderme». Por su parte, Gabriel Elorriaga advirtió que el boicot «afecta a todos los militantes y dirigentes». Y para los díscolos, añadió, «las decisiones que procedan».
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