En el Paseo de la Ermita del Santo, al otro lado del río, algo se mueve. Los alrededores de la legendaria sala Aqualung son ahora un caos de máquinas y operarios empeñados en construir un nuevo barrio, gobernado por un centro comercial llamado Art Decó. El principal reclamo de ese nuevo lugar donde aún habitan los andamios es perfectamente reconocible: muestra como logotipo una bandera ajedrezada de cuadros blancos y negros, el inconfundible aspecto de un circuito de carreras, y el nombre bien grande de una leyenda del automovilismo español: Carlos Sainz.
El mejor piloto de rallys de España ha redoblado su apuesta empresarial. De ahí el nacimiento del karting Carlos Sainz Center, hermano gemelo del puesto en marcha hace cinco años en Las Rozas. Son 11.000 metros cuadrados de superficie dedicados a las carreras de coches en pequeño formato. «Este karting es un paso cualitativo importante. Hemos recopilado la experiencia de cinco años y hemos tratado de aplicar reformas con el mejor criterio posible y en todos los apartados en los que hemos podido», explicó ayer Carlos Sainz a M2 al tiempo que tomaba las riendas de los últimos detalles.
Hace tiempo que a la empresa de Sainz se le pasaba por la cabeza crear un karting cercano al centro de Madrid: «Queremos que la gente joven no tenga necesidad de tomar el coche y pueda venir en Metro y autobús. Después de mirar varias opciones, hablamos con los dueños del Centro Comercial La Ermita y surgió la posibilidad. Éste es el resultado».
El karting que mañana se inaugura (y que esta tarde acogerá una fiesta para invitados vip) presenta una novedad por encima de todas: se han desarrollado dos pistas de carreras, una interior y otra exterior (que se abrirá los fines de semana para los conductores más pequeños). «Diseñar una pista en una nave indoor es complejo. En muchas ocasiones, hemos visitado sitios donde las columnas quitaban mucho espacio», comenta Sainz. «Aquí tenemos la suerte de que las columnas dejaban desarrollar una pista lo suficientemente ancha y con un recorrido relativamente selectivo. Se trata de buscar un trazado divertido, que no sea peligroso y que de alguna manera permita no hacerlo muy virado porque sino es un poco aburrido».
Coches de campeonato
La entrada al recinto está acaparada por el Toyota Celica con el que Carlos Sainz y su copiloto, Luis Moya, se proclamaron campeones del mundo de rallys por primera vez, allá en el año 1990. Avanzando unos metros sale al paso un Ferrari de Fórmula 1 a tamaño real, vehículo al que los invitados a las actividades que se celebren -el 50% de la facturación del karting se debe a eventos de empresa- podrán cambiarle las ruedas o ponerle gasolina tal y como si estuvieran en los boxes de un circuito real.
Hay un proceso previo a sentarse al volante de un kart. El público debe, en primer lugar, cumplir el expediente de documentación; después ha de tomar prestado su casco y su mono, y, por último, ver un vídeo en el que Carlos Sainz explica cómo se conduce un coche de estas características.
Una vez solventados todos los requisitos, hay que ponerse manos a la obra: «Un kart [hay 75 preparados] es un pequeño formulita. Los motores son de cuatro tiempos, con catalizador. Los de niños son de 100 centímetros cúbicos; los de mayores, de 270 c.c. Los motores no llevan mezcla, de manera que apenas hay ruido. Está controlado el tema del monóxido de carbono. Siempre puede haber algún tipo de accidente, pero nunca han sido graves», resume Sainz.
Las medidas de seguridad son una preocupación fundamental del equipo que coordina el centro. El bicampeón mundial de rallys se muestra orgulloso de este aspecto: «No hay otro karting indoor como éste. Sin duda estamos entre los cinco mejores del mundo. Entre otras cosas, somos los únicos, y ése ya es un tema personal mío, donde los coches llevan barra antivuelco y cinturón de seguridad. Es un peso extra, es un coste extra, pero es la manera para que la gente, los chavales y los niños, aprendan, aunque sea en un kart, que es obligatorio ponerse el cinturón, el casco, un collarín... En definitiva, pretendemos funcionar lo más semejante posible a lo que hoy en día es un coche».
La fiebre por las carreras, ya sean de motos, Fórmula 1 o rally, ha llegado a España de las manos de los Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo o el inevitable Fernando Alonso. Demostrado queda que los karts están dotados para matar el gusanillo de la adrenalina. «El deporte español está viviendo un momento fantástico a todos los niveles del mundo del motor. Aquí hay gente que aunque monta en moto, viene a coger el kart. Todo el que le gusta el motor sabe que éste es un sitio en el que se puede descargar adrenalina sin que le quiten puntos. Además, éste es el marco ideal para que los chavales prueben lo que es esto y tengan esa primera posibilidad de acelerar un pequeño kart». La edad mínima para iniciarse, los ocho años.
Con dos Carlos Sainz Center en la región, el proyecto es ampliar fronteras. Terrasa (Barcelona) y Valencia serán las próximas estaciones de este karting, que en un futuro se puede convertir en franquicia.
Carlos Sainz Center.
Calle de Sepúlveda, 3. Más información: 91 479 29 14
DATOS PRACTICOS
EL TRAZADO: No hay prácticamente rectas. Lo que se busca en el 'karting' es la diversión y no la velocidad.
EL ASFALTO: Está realizado con un compuesto especial, sin excesivo agarre, para que los derrapajes eviten coger velocidad al vehículo.
CONSEJOS DE SAINZ: «Empezar poco a poco. Suavidad. Aprenderse el trazado. Y derrapar lo menos posible, porque cuanto más derrapa uno, más despacio va».
PRECIOS: General: 18 euros. Niños: 16 euros. Socios: 14 euros. Las sesiones de conducción son de 10 minutos.
