Mauritania se asoma poco a poco al horizonte de la democracia. Con las elecciones presidenciales del domingo se abre una nueva etapa en el país, en el que los civiles toman las riendas del poder después de décadas de dictaduras fruto de golpes militares. El economista y ex ministro Sidi Mohamed Uld Sheij Abdallahi fue elegido como presidente en unas elecciones que marcarán un hito en el país norteafricano.
Se optó por la continuidad. Abdallahi, un político de 68 años que ha servido en anteriores gobiernos, se proclamó vencedor en segunda vuelta. Así lo anunció el ministro del Interior ayer, citando resultados provisionales.
La elección de un presidente civil sella el avance en un proceso de transición que comenzó la Junta Militar que tomó el poder mediante un golpe, el verano de 2005. La ex colonia francesa ha vivido décadas de corrupción, golpes militares y dominio autoritario desde su independencia, en 1960.
Abdallahi obtuvo un 52,85% de los votos válidos, batiendo a su oponente, Ahmed Uld Daddah, una prominente figura histórica de la oposición, que tan sólo alcanzó el 47.15% de los sufragios. El Consejo Constitucional mauritano deberá confirmar los resultados. El presidente electo, que tomará posesión de su cargo el próximo 19 de abril, sustituye al coronel Ely Mohamed Uld Vall, al frente de la Junta Militar que derrocó al régimen de Muauiya Sidi Uld Ahmed Taya.
En las polvorientas calles de Nuakchot, la capital de este vasto y despoblado país que se extiende por el Sáhara, no proliferaban las celebraciones más allá de algunos vehículos que pasaban con sus ocupantes tocando sus bocinas y gritando: «¡Sidi presidente!». Mahfud el Many, desempleado de 42 años, se mostraba contento con el resultado: «Las urnas han hablado y Sidi ganó; eso es democracia».
Mientras, el derrotado Daddah, de 64 años, también economista de formación y perteneciente a la élite árabe del país que tradicionalmente ha dirigido la nación, mantenía su silencio ayer ante los resultados. En los días previos a la segunda ronda de la votación, Daddah denunció que su oponente estaba distribuyendo dinero y movilizando a los poderosos jefes tribales para obtener votos.
Sin embargo, tanto los observadores de la Unión Europea como los de EEUU coincidieron en destacar que la jornada electoral se desarrolló con normalidad y calificaron estos comicios como los más libres en la Historia de Mauritania.
El país, dos veces el territorio de Francia, ha perpetuado la discriminación de la población de origen africano, objeto de esclavización por parte de los árabes blancos. Durante su campaña, Abdullahi prometió justicia social y desarrollo para una nación que pese a sus ricos recursos pesqueros, minerales y petrolíferos, es una de las más pobres del planeta. Será un cambio sin sorpresas, aunque las expectativas de una rápida reforma democrática son muy altas.