Miércoles, 28 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6310.
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El CSIC reconstruye tratamientos con masajes y conjuros de hace 4.000 años
ROSA M. TRISTAN

MADRID.- «¡Vete, sal de aquí parálisis! Como la leche materna que de la mama emana, como el sudor que el cuerpo transpira, como el moco que la nariz produce.... Vete, sal de aquí parálisis». Hace 4.000 años, los médicos y exorcistas hacían uso de este tipo de conjuros en Babilonia, en Nínive, en Ur... En todas las grandes ciudades de Mesopotamia había un manual que recogía más de 3.000 tratamientos curativos que, con gran esfuerzo, está reconstruyendo la filóloga del CSIC Bárbara Böck.

Böck ha logrado recuperar las recetas de 80 tablillas de arcilla, escritas en idioma cueniforme (pictogramas), que se conservan en los grandes museos europeos, sobre todo el Británico o el Vorderasiatisches de Berlín. En ellas vienen escritos los síntomas del enfermo, los masajes y el conjuro que debía acompañarles para expulsar del cuerpo a los demonios, como ocurría con la parálisis. Algunos masajes, según la filóloga, se realizaban con aceites de plantas medicinales y aromáticas y servían como relajante, para el parto sin dolor o contra ataques de migraña.

Uno de los textos que ha traducido es el libro de encantamientos Mushu'u (masajes), con más de 50 conjuros. En estas tablillas ha descubierto que los exorcistas se disfrazaban de pez para poder recitarlos, que algunas terapias sólo se hacían dos días al año o que, a su término, ponían amuletos a los enfermos en las extremidades para que los demonios no entraran de nuevo. También ha encontrado hechizos Abracadabra, como se denomina a las palabras inventadas por los exorcistas que tenían un efecto calmante. «Lo que no se sabe es si conocían el origen de las enfermedades o si tenían éxito con estas terapias», reconoce la investigadora.

Ahora Böck centra su trabajo en los tratamientos con plantas medicinales, cuyo registro más antiguo es también del segundo milenio antes de Cristo. «Como son escritos en lengua acadia, que es semítica, busco el nombre de las plantas en hebreo o arameo para saber cuáles son. Así he averiguado que la que utilizaban para los bronquios es el tomillo», explica. A este nuevo trabajo espera dedicar los próximos años. Y no lo tiene fácil: en Mesopotamia (hoy Irak) hubo un gran cambio climático tras la caída del imperio sumerio.

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