«Para él es más importante la Copa Davis que Montecarlo», espeta con cierto enojo Toni, cuestionado sobre los 2.300 puntos ATP que el zurdo debe defender en los inminentes torneos de tierra batida. «La gente tiene que entenderlo. La Davis siempre ha sido una prioridad para él. Nadie puede dudar de eso», ataja Barbadillo ante el carácter impopular de la decisión. Una vez que concluya Cayo Vizcaíno, Nadal se someterá a una revisión en Barcelona y empezará a preparar la temporada en arcilla.

Rafael Nadal apuró al máximo para intentar disputar la eliminatoria, hasta el punto de que llegó a proponer a Emilio Sánchez Vicario que si iba a contar con él llamase a cinco jugadores ante la hipótesis de que no se encontrase en condiciones, según explica su técnico. «Hace unos días tuvo bastante dolor, habló con el médico de la Federación [Angel Luis Cotorro] y decidieron que no debía jugar». La renuncia fue también consensuada con el propio capitán, ratifica desde Miami Benito Pérez Barbadillo, responsable de comunicación del tenista. «A él es al primero a quien le molesta no poder jugar, pero sería una falta de respeto para sus compañeros no hacerlo en las mejores condiciones», añade Barbadillo. «Es ilógico que en un equipo donde hay más jugadores, participes mermado, perjudiques al grupo y disputes un partido a cinco sets», sostiene Toni.

Nadal estuvo cuatro meses lejos de las pistas, entre noviembre de 2005 y febrero de 2006, debido a una fisura en el empeine del pie izquierdo, dolencia que venía de atrás y que le continúa generando problemas. Debe jugar con unas plantillas especiales que le obligan a corregir sus apoyos naturales y le provocan sobrecargas musculares cuando lleva varias semanas en superficie dura. Campeón en Indian Wells, el número dos del mundo se enfrentó la pasada madrugada al argentino Del Potro en los octavos de final de Cayo Vizcaíno, el segundo Masters Series de la temporada.