Ya en su introducción ante el consejo, el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, dejó claro que el acuerdo con el grupo alemán E.ON era imprescindible para que perviviera su Oferta Pública de Adquisición de acciones (OPA), que, según recordó, era la única válida para grandes y pequeños accionistas. «O aprobamos este acuerdo o E.ON se va a su casa», afirmó. Según su análisis, si no se ayudaba a E.ON, los accionistas, incluidos miles de madrileños, se verían privados de la oferta.

Blesa expuso unas transparencias haciendo balance de los siete años de presencia de Caja Madrid en Endesa con resultados espectaculares: 775 millones de euros en dividendos desde 2000 y unos ingresos de 4.100 millones de euros por la venta futura de acciones a E.ON, de los que la mitad son plusvalías. Blesa afirmó que habría vendido ya el 10% de Endesa a E.ON, pero que la pugna abierta con Enel y Acciona precisaba colaborar con el grupo alemán. Por tanto, presentó como mejor opción un contrato de venta a futuro con 40 euros por acción garantizados. Los ingresos se harán esperar, pero la caja podrá liberar ya provisiones para inversiones.

La mayoría del consejo de Caja Madrid está controlada en la práctica por el Partido Popular con relevante influencia de la federación bancaria de Comisiones Obreras. Su apoyo a Blesa fue decisivo.

Los consejeros nombrados a propuesta del PSOE se opusieron. Antonio Romero resaltó que Caja Madrid estaba en Endesa con vocación de permanencia. Recuperó para ello una declaración del presidente de Endesa en 2000, Rodolfo Martín-Villa, en la que aseguraba que la caja madrileña entraba para «reforzar el núcleo estable que proteja a la empresa de impulsos externos». También citó al propio Blesa en 2005, antes de la batalla, calificando de «estratégica» la participación. Incluso le recordó que si había asumido la vicepresidencia de Endesa sería para corresponsabilizarse de la gestión.

Pero si la idea era vender, los consejeros a propuesta del PSOE y de UGT incidieron en que Acciona y Enel ofrecían, al menos, un euro más por acción que E.ON. «¿Por qué perder 107 millones de euros más de ingresos por no venderles a ellos?», preguntó Romero.

«Más vale pájaro en mano que ciento volando», subrayó el ex secretario de Estado de Hacienda en la etapa del PP, Estanislao Rodríguez Ponga. Éste subrayó que, tras la decisión de la CNMV, no era seguro que Enel y Acciona fueran a lanzar ninguna OPA dentro de seis meses. En la misma línea se pronunció José Antonio Moral, vicepresidente de la caja y miembro de Izquierda Unida. Pese a su adscripción política, recordó que una máxima del capitalismo es arriesgar hasta cierto punto, pero dejar «que el último euro lo gane otro».

También hubo diferencias entre los propios consejeros de Comisiones Obreras. Rodolfo Benito -ex rival de José María Fidalgo cuando se dilucidó hace siete años la sucesión de Antonio Gutiérrez- se alineó con los socialistas, pero no los de la federación de banca. «La caja debe maximizar beneficios y vender», resaltó Francisco Baquero, de banca de CCOO. Defendió que lo importante es fortalecer financieramente la entidad. «Caja Madrid no está para maximizar beneficios, eso lo hará Delphi», reprocharon los socialistas y ugetistas. El resultado final fue 21 consejeros a favor de E.ON y siete en contra.