Miércoles, 28 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6310.
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EL JEFE DEL EJECUTIVO A EXAMEN / Los problemas de los ciudadanos
Un 'muy optimista' Zapatero dice que un café 'cuesta 80 céntimos'
«Eso sería en tiempos del abuelo Pachi», le contestó el ciudadano que le preguntó por el precio en el nuevo programa de Televisión Española
FERNANDO GAREA

MADRID.- Tanto preparar los datos de la macroeconomía, del crecimiento del empleo, de las pensiones y de la construcción de vivienda, de buscar frases sobre el proceso de paz con sus asesores para que al final la comparecencia de ayer en TVE quede como aquélla en la que el presidente del Gobierno demostró que es optimista hasta para el precio de un café en un bar del país que él gobierna. O, al menos, él lo paga en los bares más baratos.

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«¿Cuánto vale un café en la calle?», le preguntó un agente inmobiliario. «80 céntimos», respondió Rodríguez Zapatero con reflejos y Jesús Cerdán, el ciudadano que le preguntaba, le replicó: «Eso sería en tiempos del abuelo Pachi, hoy no», en referencia a Franco. «Depende», contrarreplicó el presidente.

Zapatero se dio ayer un baño de realidad en un programa de televisión con un formato insólito en nuestro país. Tengo una pregunta para usted se llama el nuevo espacio en el que 100 ciudadanos le plantearon 42 preguntas al presidente del Gobierno durante dos horas.

El presidente del Gobierno hizo un alarde de talante, subido a la ola de los datos macroeconómicos, empujado por su reconocido optimismo y preparado para hacer pedagogía sobre las leyes transformadoras aprobadas en esta legislatura, especialmente la de Dependencia y la de Igualdad.

Escuchó a la votante socialista que lamenta que haya cedido al chantaje de ETA, al trabajador de la construcción que quiere que se adelante la edad de jubilación, al joven que no puede comprar una vivienda y a la que cree que no ha cumplido el compromiso que adquirió con quienes le dijeron el 14-M «no nos falles».

«Lo he interpretado como que querían un presidente que les dijera la verdad de las cosas. La primera decisión fue retirar las tropas de Irak y procuro, Rocío, intentar cumplir y decir la verdad», respondió Zapatero a la joven que se sentía defraudada.

El presidente hizo un derroche de optimismo, con frases sobre el futuro prometedor de España, la mejor situación de la Historia de nuestro país, las encuestas en la prensa extranjera que hablan de éste como el lugar donde querría vivir la mayoría y, sobre todo, el mensaje de los jóvenes mejor preparados.

Utilizó el tuteo permanente, se dirigió a cada uno por su nombre, sonrió y gesticuló. Ligeramente envarado y pendiente de dar los datos que llevaba preparados para utilizar, hasta el final no se soltó y no se movió del atril de metacrilato, en un escenario de colores de concurso televisivo. Pese a todo ello y a que las preguntas no eran cómodas, quedó claro que el formato le favorece.

Manejó los datos para decir, por ejemplo, que «en cuatro años superaremos los tres millones de puestos de trabajo», que «el crecimiento del 3.9% es el mayor de la OCDE», que «las pensiones mínimas han subido un 30% en tres años, lo mismo que en ocho años», que «el salario mínimo ha subido un 20 o un 25%», que «nos gastamos 89.000 millones de euros en pensiones» y que la llegada de cayucos se ha reducido este año. O sea, que España «es el país que más ha crecido y más empleo ha creado y se han aprobado leyes que amplían el Estado del bienestar, como la de Dependencia y la de Igualdad», dijo .

«Pero a pie de calle no estamos de cine como usted dice», le replicó un ciudadano.

«Tal vez el espejo en el que usted se mira no es correcto porque hay varios millones de españoles que viven por debajo del índice de pobreza, hay indigentes en las calles, 50.000 personas sin techo y durmiendo en cajeros automáticos», le dijo otro. Zapatero les respondió alabando primero la «pregunta con gran sensibilidad social» y añadiendo que «una evolución de progreso económico no es incompatible con bolsas sociales de exclusión social. Tomaremos las medidas y me oirás más hablar de exclusión social».

Los ciudadanos le trasladaron un país en el que hay gente que no llega a final de mes, donde hay niños maltratados y donde varios se quejaron de la protección pública que reciben los inmigrantes. Y, sobre todo, le trasladaron preguntas que, en su mayoría, no tienen que ver con los asuntos de debate político. Se incluye la regañina general por la crispación de los políticos.

Sobre los temas de la actualidad política, la única novedad fue la del formato y eso no es poco. Tanto que él puso el programa como ejemplo de cambio en esta legislatura, consecuencia del acuerdo para desgubernamentalizar RTVE.

De esa actualidad, hubo media docena de preguntas sobre ETA, todas críticas, especialmente la de una votante socialista que abrió el programa y que se definió como «indignada» por el trato a Otegi y a De Juana.

El presidente respondió poniendo como ejemplo Irlanda del Norte y recordando que allí el proceso de paz «ha durado 10 años y hay una posibilidad de que ese fin llegue a través de un diálogo».

Añadió que «el único diálogo posible para acabar con ETA es que dejen las armas, que terminen con la violencia y que aquéllos que dicen defender unas ideas lo hagan democráticamente con la palabra y nunca con la violencia. Tras 40 años mi obligación es intentar acabar con esta lacra grave».

Sobre De Juana volvió a explicar que cumplió la condena por 25 asesinatos y que ya se ha cambiado el Código Penal para evitar esas situaciones. «Tomé la decisión por responsabilidad, dentro de la ley y no está en libertad, ni se ha muerto. Es lo que mejor va con los intereses generales».

El moderador, Lorenzo Milá, introdujo la pregunta del nuevo partido de Batasuna y Zapatero respondió que «hay indicios de ilegalidad» y «no puede crearse un partido ni nadie va a presentarse a las elecciones municipales y autonómicas si no cumple al pie de la letra la Ley de Partidos».

De Navarra hubo dos preguntas y habló de «fabulación y fantasma porque es absolutamente y radicalmente falso. Navarra va a seguir teniendo las instituciones que tiene».

Otro le preguntó de qué habla con Otegi y Zapatero respondió: «Yo no hablo con el señor Otegi y los que hablan con el señor Otegi sólo es para que acabe con la violencia y tengan el coraje y valentía de hacer política exclusivamente con los medios democráticos y con la palabra. Llegará el día que veamos el fin del terrorismo y la paz».

Pidió respeto a las decisiones judiciales y reiteró lo de «primero la paz y luego la política, no puede haber ningún acuerdo político sometido a la expectativa de la violencia».

Hubo dos preguntas sobre el 11-M y el presidente fue muy cuidadoso para asegurar que «con el tiempo transcurrido y el juicio en marcha parece bastante evidente el origen y quiénes son los responsables del mayor atentado que hemos sufrido en Madrid».

En lo que más cómodo estuvo es en explicar las leyes de Igualdad y Dependencia. De la primera dijo que «la realidad es que si no hay medidas positivas para que la presencia de las mujeres sea equiparable a la de los hombres no sucede de forma natural». Y de la segunda, entre otras cosas, dijo que «es el avance social más importante desde hace muchos años», explicó que las familias con discapacitados tendrán un cuidador y que creará 300.000 empleos.

Siempre con ese mensaje en positivo respondió al joven que no tiene para una vivienda con datos como que hace tres años «el precio crecía un 19% y ahora un 9%, es decir, se ha reducido al 50% y el dinero del Estado destinado ayudar a compra o alquiler era de 3.300 millones y ahora de 6.700 millones». Sabía que le caía este tema y lo llevaba estudiado.

Dos mujeres le regañaron por la crispación y él culpó al PP y derrochó talante por el estudio al decir de sí mismo: «Procuro mantener las formas, sin insultar, ni descalificar, por obligación democrática». En todo caso, dijo que la tensión política es «exagerada».

A la pregunta de un ciudadano se pronunció en contra de que se procese a Aznar en el Tribunal Internacional por la Guerra de Irak. «Todo el mundo sabe lo que pienso de la Guerra de Irak, pero con la misma coherencia, no soy partidario en absoluto de que haya una imputación de Aznar, no lo soy en absoluto».

Un informático catalán y republicano pidió una consulta sobre la Monarquía y hasta puso como ejemplo de posible jefe de Estado a Alfredo Pérez Rubalcaba. Zapatero defendió el modelo de Estado y aseguró que «ha sido un factor muy positivo en la transición y la democracia y cumplen su papel muy adecuadamente».

El presidente del Gobierno terminó con un golpe de efecto: invitó a todos a La Moncloa para «seguir dialogando, porque los ciudadanos son los auténticos protagonistas que tienen en sus manos el futuro del país».

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