LEONOR MAYOR
BARCELONA.-
Lo que comenzó como un farol electoralista puede convertirse en un peligro real para la gobernabilidad de Cataluña y poner aún más en entredicho el modelo de Estado.
Lejos de retirar su oferta para hacer presidente a Artur Mas a cambio de un referéndum independentista, Esquerra ratificó ayer su propuesta y anunció que la oficializará mañana en el Parlamento autonómico durante el pleno extraordinario sobre el Estatuto.
Los republicanos presentarán en la Cámara una propuesta de resolución, que están dispuestos a negociar. Si CiU la acepta, el panorama político catalán puede dar un giro de 180 grados, pues los independentistas se han comprometido a dar la Presidencia de la Generalitat a Mas.
Para que eso ocurra, el líder de CiU sólo tendrá que firmar la breve resolución y respaldar la tesis de que «el pueblo de Cataluña debe ejercer su derecho democrático a decidir la constitución de un Estado propio en el seno de la Unión Europea».
O sea, si Mas se aviene tendrá que convocar, como nuevo presidente de la Generalitat, un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Aunque la resolución de Esquerra matiza que esto ocurrirá si «se produce la eventualidad negativa» de que el Tribunal Constitucional realice «una interpretación a la baja» del Estatuto en la sentencia que deberá dictar para resolver el recurso del PP contra el texto.
Joan Ridao, portavoz parlamentario de Esquerra, aseguró ayer que la oferta de su partido es «seria» y «sin retorno», y quitó importancia al hecho de que ni la Cámara catalana ni la Generalitat puedan convocar referendos.
El PSC minimizó el lunes la iniciativa de ERC y no mostró excesiva preocupación por el hecho de que su principal socio de Govern esté dispuesto a cambiar de compañero de baile sólo cuatro meses después de la constitución del tripartito liderado por José Montilla. No obstante, los socialistas sí pidieron «lealtad» a los republicanos.
El presidente de la Generalitat ha intentado, por todos los medios, evitar que las discrepancias entre los socios del Gobierno catalán llegasen a la prensa para no tener que sufrir episodios como los que vivió su antecesor, Pasqual Maragall, que acabaron con la expulsión de los independentistas del Ejecutivo.
Pero todo tiene un límite y, ayer, el PSC se decidió por fin a «deplorar la actitud de Esquerra». El portavoz parlamentario de los socialistas reconoció que la oferta de los republicanos «proyecta una imagen de división de los grupos parlamentarios que apoyan al Govern y no contribuye al objetivo común de defender la integridad del texto estatutario».
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