MARTA AGUIRRE
Habrá quien piense, con muy poco criterio, que ir a la peluquería o de compras cuando se atraviesa una crisis vital es una frivolidad. Y sí, probablemente lo es, pero las consultas de los psicoanalistas están repletas de gente que es incapaz de darse un capricho frívolo y lo mismo que no nos metemos con los que aseguran que leyendo a Benet se animan un montón, pues nos parece que no tienen por qué no entender que cambiar de imagen puede hacer que la vida nos parezca un poco mejor.
Por supuesto no estamos hablando de cambios tipo el programa de Antena 3, de solucionar problemas y complejos que impiden que lleves una vida normal, sino de algo menos profundo y menos cruento. Es decir, de una visita a la pelu, una tarde de compras y un paseo por alguna tienda de decoración para solucionar trances que te hacen cambiar de vida por narices y que se pueden aprovechar para, efectivamente, darle la vuelta.
Las (y los) que no se atrevan o no les guste hacer una transformación radical pueden empezar por ir a dos peluquerías que aparecían en el citado programa de televisión y que son, digamos, las del estilismo capilar de las famosas y las que están en el ajo de lo más chic de Madrid. Se trata de la ya veteranísima Angela Navarro (Callejón de Jorge Juan, s/n), por la que han pasado Bibi Andersen y casi todas las chicas Almodóvar y que, además, te ofrece ver por ordenador cómo te va a quedar determinado corte de pelo e ir probando como las muñecas ésas a las que vestíamos con recortables de pequeñas.
El otro local es Lorena Morlote (Ramón de la Cruz, 40), estilista personal de Ana Conda, la cual, con la reciente publicación de Mi vida en un grito (Ed. Temas de Hoy), libro esencial, divertidísimo y perfecto también para salir de la depresión, se pasa el día en la Morlote cambia que te cambia de estilismo. También es la responsable de los cortes de pelo de Victoria Beckham y de muchas de las estrellas de Hollywood que visitan España.
Pero aunque tanto Angela como Lorena te pueden hacer un corte radical y tienen técnica para construir una cresta mohicana teñida de verde si hace falta, lo cierto es que hay otras peluquerías, con una clientela cuyo lema bien podría ser antes muerta que discreta, ideales si una ha decidido apostar por algo más extremo, que para ellos es lo normal. Si lo que vas a hacerte son unas mechas y un brushing, ve a otro lado; si lo que quieres es un corte Bob, otro a lo Juana de Arco o quizá algo irregular, (como las chicas de Ladytron), las peluquerías de la zona de Malasaña y Chueca son perfectas. Una de las más conocidas y clásicas es Juan Por Dios (Manuela Malasaña, 26), pero tampoco hay que olvidar Cari para todos (San Lorenzo, 3) o El Salón de Apodaca (Apodaca, 1).
A la salida, con la cabeza bien desordenada, lo típico es un paseo por el Mercado de Fuencarral y por el tramo de calle que va desde la plaza de Tribunal hasta la Gran Vía. Se trata de una apuesta segura, con todas las tiendas de marcas oficialmente modernas. Si uno quiere conseguir un toque personal, es importante hacer un par de incursiones en calles perpendiculares como Colón (con varias tiendas de estética gótica que pueden servir para un look total o para algún complemento) y, doblando la esquina hacia Barco, Corrochán y Delgado, la tienda vintage más completa de Madrid.
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