SABAH JERGES. France-Presse / EL MUNDO
BAGDAD.-
Más de 70 personas resultaron muertas ayer en una serie de ataques en Irak, donde sólo en un atentado murieron 50 iraquíes. El sangriento balance se debió a un doble atentado en la localidad de Tal Afar, a unos 400 kilómetros de Bagdad, no lejos de la frontera con Siria.
«Las fuerzas de seguridad dejaron pasar sin registrarlo un camión cargado de alimentos, ya que la población esperaba desde hace varios días el aprovisionamiento. El conductor se hizo explotar con su camión en un barrio de mayoría chií de la villa», cuenta Ali Abbud, un médico del hospital de Tal Afar.
Otro coche bomba explosionó en otro barrio de la misma localidad. En total, el doble atentado se cobró medio centenar de muertos y 103 heridos. Igualmente, los disparos de morteros acabaron con la vida de 21 personas en diversas áreas del país. Al norte, en Kirkuk, dos ancianas monjas católicas caldeas fueron apuñaladas hasta la muerte en su residencia, según informó la policía. Las monjas, Fawzeiya Naum, de 85 años, y su hermana Margaret, de 79, recibieron múltiples puñaladas cuando unos intrusos entraron en su casa, cercana a la catedral de la Virginia de Kirkuk.
Paralelamente al clima de violencia generalizada, el Gobierno iraquí prepara un proyecto de ley destinado a atraer hacia el juego político y social a los antiguos miembros del partido Baaz, uno de los puntales del régimen de Sadam Husein. Se reinvierte así el proceso de desbaazificación emprendido tras la caída del dictador.
El movimiento del Ejecutivo coincide con la marcha del embajador estadounidense en Irak, Zalmay Khalilzad, para ocupar su puesto como nuevo representante de EEUU en la ONU. Khalilzad dejó ayer Bagdad tras 21 meses al frente de la diplomacia de EEUU en el país árabe.
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