Rice sólo logró que el primer ministro israelí se comprometa a entrevistarse cada dos semanas con el presidente palestino, Abú Mazen, para resolver diferencias de seguridad o económicas, pero no consiguió que Ehud Olmert prometa dialogar sobre una solución al conflicto ni que acepte como base de trabajo la iniciativa saudí consensuada en 2002, que ofrece la normalización de las relaciones entre los países árabes e Israel a cambio de la retirada a las fronteras de 1967 y del regreso de los refugiados palestinos.

El plan fue elaborado por la monarquía saudí y consensuado por los miembros de la Liga Arabe en la cumbre celebrada en Beirut, y se volverá a ofertar en la reunión que se celebra hoy y mañana en Riad. Su rechazo por parte de Israel está en el origen del desencuentro entre la enviada estadounidense y Olmert, quien desestimó ayer emprender negociaciones serias sobre la creación del Estado palestino o discutir cuestiones como las fronteras finales de ambos estados, el estatuto político de Jerusalén -reclamado como capital por ambas partes- o el retorno de los expatriados.

Según el periódico Haaretz, Olmert también se opuso a la oferta de Estados Unidos de reemplazar los contactos entre israelíes y palestinos por una mediación estadounidense, e incluso habría planteado problemas a la hora de dialogar con Abú Mazen, a quien Israel no considera un interlocutor válido desde que la victoria de Hamas apartara a su facción, Al Fatah, del Gobierno. La posición de Tel Aviv no ha cambiado desde la creación del Ejecutivo de unidad nacional palestino.

Rice, que trata de obtener resultados en Oriente Próximo antes de que acabe el mandato del presidente George W. Bush, dejó claro que el presidente palestino «merece realmente» ser el socio de Israel en el proceso de paz, algo que Olmert rechazó acusando a su contraparte de incumplir su promesa de obtener la liberación del soldado Guilad Shalit, capturado en Gaza, antes de presentar el Gobierno de unidad. La enviada de Washington no se planteó que podría ser Olmert, que sólo tiene el apoyo del 2% de su población, el que ha dejado de ser un interlocutor para los palestinos, cuyo Ejecutivo tiene el respaldo del 96% de los votantes.

Estas diferencias provocaron que se retrasara la rueda de prensa prevista para la noche del lunes con la que Rice dio por terminado su viaje, y que se celebró finalmente ayer. «Este conflicto ha existido durante décadas, sobre él existe mucha desconfianza y ha supuesto mucha violencia y mucha muerte, por lo que cumplir nuestros objetivos llevará tiempo», se justificó la enviada.

La cerrazón de Olmert fue criticada por políticos como el líder del Meretz, Yossi Beilin, quien denunció que el primer ministro es un «rechazador compulsivo de la paz». Pese a ello, Rice estimó que la paz aún es posible antes del término del mandato de Bush.

La prensa local sostiene que las prisas por lograr avances radican también en el deseo de Estados Unidos de adelantar en el terreno diplomático a uno de sus socios del llamado Cuarteto, Naciones Unidas, cuyo máximo responsable también se encontraba ayer en Oriente Próximo con el mismo objetivo que Rice: relanzar un proceso en el que pocos todavía creen.

El secretario general Ban Ki-moon viajó anoche acompañado de Rice hasta Riad con un mensaje de Ehud Olmert a los estados árabes: el plan de paz saudí es «bueno e interesante», pero hay que modificarlo para que sirva como base del diálogo. Esta condición no es nueva: desde hace semanas, el Gobierno israelí lleva pidiendo cambios tan sustanciales como suprimir la cuestión del regreso de los refugiados, lo cual despojaría de contenido la propuesta consensuada en Beirut con el rechazo de Washington y Tel Aviv. Antes de abandonar Jerusalén, Rice instó a los estados árabes a «mostrar a Israel que aceptan su lugar en Oriente Próximo», lo que se interpreta como una forma de presión a la Liga para que suavice su oferta de paz.

Por su parte, la Autoridad Palestina pidió ayer que no se haga ninguna modificación al texto, remarcando así a la posición de la Liga que, en la reunión ministerial celebrada el domingo, ya descartó ceder a las exigencias israelíes y ratificó mantener el plan de paz tal cual se aprobó. «No habrá negociaciones con Israel sobre la iniciativa. Tampoco se pedirá ninguna alteración», aseguró el negociador palestino Saeb Erekat. El nuevo ministro de Exteriores palestino, Ziad abú Amar, invitó ayer a la comunidad internacional a «aislar a Israel» si vuelve a rechazar el plan presentado hace cinco años. Su Gobierno espera recibir en esta cumbre el apoyo explícito de la Liga Arabe y una ayuda económica que palie la crisis en los territorios palestinos.

Según la prensa israelí, no se descarta que algunos países árabes -Egipto, Jordania y Arabia Saudí entre ellos- estén estudiando en secreto la posibilidad de modificar el texto para facilitar una paz con Israel.