IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal
ROMA.-
Haciendo equilibrios en la cuerda floja, el Gobierno italiano logró anoche superar una de las pruebas más difíciles de su breve (aún no tiene un año) pero agitada existencia. El Ejecutivo de centroizquierda que lidera Romano Prodi consiguió sacar adelante la refinanciación de diversas misiones italianas en el exterior, incluida la controvertida presencia de 1.900 militares transalpinos en Afganistán, una de las cuestiones que más ampollas levanta dentro de la frágil coalición que capitanea Il Professore.
La moción fue aprobada por 180 votos a favor, 22 votos más de los 158 requeridos para que obtuviera la luz verde. Pero si Prodi logró esquivar el abismo fue gracias al apoyo de cinco de los siete senadores vitalicios y a los 20 representantes de la Unión de Demócratas Cristianos (UDC) que, a pesar de sentarse en los bancos de la oposición, ayer votaron con el Gobierno. Sin ellos el Ejecutivo sólo hubiera logrado 155 votos, quedando a tres de los necesarios para aprobar la moción.
Porque, en un curiosa pirueta política, los principales partidos de la oposición de centroderecha que lidera Silvio Berlusconi (léase Forza Italia, Alianza Nacional y La Liga del Norte), que siempre se han distinguido por su apoyo incondicional al Gobierno de Bush y por su respaldo total a la presencia de soldados italianos en Afganistán, ayer se abstuvieron, a sabiendas de que dada la pírrica mayoría del Ejecutivo en la Cámara Alta la abstención equivale a un voto en contra.
Una maniobra detrás de la cual se ocultaba el indisimulado intento por repetir la jugada que hace un mes orquestaron también en la Cámara Alta durante una votación sobre las líneas generales de la política exterior del Gobierno y que provocó la caída del Ejecutivo. «Berlusconi ha sido derrotado», proclamaba exultante Massimo D'Alema, ministro de Exteriores, tras vencer el Gobierno la votación.
En realidad, y tras el anuncio el lunes de que los 20 senadores de la UDC votarían a favor del Gobierno, ayer se daba por descontado que el Gobierno conseguiría salir airoso de la prueba. La duda trascendental era otra: ¿lograría el Ejecutivo reunir dentro sus propias filas los 158 votos requeridos para, sin ayuda de nadie, poder sacar adelante esa moción? O dicho de otro modo: ¿su política exterior cuenta en el Senado con la mayoría requerida? La oposición, esta vez con el sostén de la UDC, ya había anunciado que en caso de que Prodi no lograra reunir los 158 votos de rigor acudiría en bloque ante Giorgio Napolitano, presidente de la República, exigiendo la dimisión de Prodi. Una amenaza que es posible que en las próximas horas hagan realidad.
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