Jueves, 29 de marzo de 2007. Año: XVIII. Numero: 6311.
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PLENO EXTRAORDINARIO / CiU mantiene el pulso de los republicanos
Mas se acerca a ERC y dice que el Govern tiene «las horas contadas»
CiU afirma que Montilla es «débil» y propone que «se modifique la legislación española para que Cataluña pueda convocar referendos»
DANIEL G. SASTRE / LEONOR MAYOR

BARCELONA.- Artur Mas abrió la partida de ajedrez en la que ayer se convirtió el Parlament con una estrategia ofensiva. En esta ocasión, a la ambigüedad que siempre acompaña las decisiones de CiU, sobre todo en cuanto al alcance de sus ansias de autogobierno, se unió un ímpetu desconocido en el líder de la federación desde que se configuró el segundo tripartito. La propuesta de Esquerra Republicana ha vuelto a colocar a CiU en el centro del debate, y ayer Mas lo aprovechó para proponer que la Cámara declare que Cataluña «no renuncia al derecho de autodeterminación».

La partida sigue en el aire, porque Mas, a su manera, recogió el guante y ERC no quiere ahora echarse atrás. Mientras el presidente de CiU dejaba claro tras su intervención que no votará la resolución de los republicanos tal y como ayer entró en el registro, porque «buscan a alguien que se tire del avión sin paracaídas» y les encorajinaba a planteársela en los mismos terminos al PSC, sectores de la federación se inclinaban por alcanzar algún tipo de acuerdo con Esquerra.

Mientras se alcanza una decisión sobre el voto que CiU dará hoy a la resolución de los republicanos, Mas se dedicó a desnudar en la tribuna la «falta absoluta de liderazgo» de José Montilla.Desde el principio quedó claro que el presidente catalán sería su objetivo: consciente de que la propuesta de Esquerra de «crear un Estado propio dentro de la Unión Europea» es un pastel de segura indigestión para el PSOE, trató de poner en evidencia la inconsistencia del Gobierno catalán.

En ese contexto, se jactó ante el presidente de la Generalitat de que su Ejecutivo podría tener «las horas contadas» si CiU decidiera, aunque sólo fuera por ver cómo se desmorona el tripartito, votar a favor de la resolución de Esquerra, y acusó a Montilla de ser «débil e incapaz de influir en el Gobiern español», de tener «una estrategia de muy bajo perfil» y de estar «atenazado por los intereses del PSOE».

Resucitando la máscara de hombre de Estado que utilizó por última vez durante la campaña de las autonómicas de noviembre, Mas se mostró maximalista en los planteamientos patrióticos y enigmático en las vías para lograr más autogobierno. Esas coordenadas guiaron los ocho puntos «clave» en lo que debería ser «la estrategia catalana para desarrollar el Estatut». En el último de ellos enunció que Cataluña «no puede renunciar al derecho a la autodeterminación, derecho que cualquier pueblo tiene reconocido».

Además, Mas abogó porque la Cámara exija que el Tribunal Constitucional «no toque ni una coma» del Estatut, porque «una cosa es la aceptación jurídica y otra el visto bueno político», y que se reafirme que «el Parlament mantiene los objetivos nacionales y de autogobierno fijados el 30 de septiembre de 2005».

Luego advirtió a Esquerra, «el otro partido nacionalista», de que si no anunciaba su apoyo retiraría la resolución: «Hay derechos a los que no estamos dispuestos a renunciar y, por tanto, tampoco a perder las votaciones sobre ellos».

A última hora de la noche, CiU presentó sus propuestas formales de resolución. En una de ellas, en efecto, insta al Parlament a manifestar que «el acatamiento del marco institucional vigente no significa la renuncia del pueblo catalán al derecho a la autodeterminación, tal y como establecen los principios de los organismos internacionales y se deduce del preámbulo del Estatut, así como de sus artículos 2, 4, 5 y 8».

Además, fuentes de la federación informaron de que también se presentará un texto para instar a «la modificación de la legislación española para que Cataluña pueda convocar referendos».

Esas dos resoluciones vienen a recoger, aunque en un tono menor tanto en léxico como en objetivos, la propuesta que lanzó el domingo, en una calçotada, Xavier Vendrell. Las votaciones de hoy tienen la última palabra.

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